El efecto de la incivilidad y la división sociopolítica en la salud

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Sigrid Vázquez-Tirado, Doctora en Psicología Forense, profesora en Justicia Criminal y Psicología.

Por: Sigrid Vázquez-Tirado, PhD. Doctora en Psicología Forense, profesora en Justicia Criminal y Psicología. Asociación de Psicología de Puerto Rico

Bajo la nueva administración de gobierno en los Estados Unidos, hemos visto la aprobación de un sinnúmero de órdenes ejecutivas que han tenido un efecto masivo en los contextos sociopolíticos. Algunas de las áreas que han traído gran preocupación son: el recorte de fondos para la salud pública y la investigación científica, el aumento en tarifas, la caída del mercado de valores, aumento en costos de uso diario, la pérdida de empleos en el gobierno federal, las relaciones internacionales con países aliados, entre otros. 

Estas acciones tienen un efecto en la salud, el progreso científico, la economía y la calidad de vida de las personas que se ven directa o indirectamente afectadas por los cambios en política pública.

Asociado en parte con estas complejidades, considere como la incivilidad ha incrementado en los diversos contextos sociales y su posible efecto. La incivilidad se refiere a la hostilidad, al uso de insultos y amenazas, y a la pérdida de la civilidad. La incivilidad tiene un efecto de silenciar a los demás, de crear divisiones y percepciones de enemigos en común. 

La civilidad se puede definir por tres características principales: la cortesía, los buenos modales, y la mentalidad pública. La mentalidad pública se refiere a cómo tratamos a los demás, que se debe fomentar el respeto y equidad, al igual que el reconocimiento a la libertad de otros miembros de la sociedad. La importancia de la civilidad ha ido disminuyendo en las últimas décadas, y se ve públicamente evidenciado en las figuras políticas de distintos países. 

La normalización de insultos, división, y conductas agresivas demuestra un cambio marcado en la manera en que nos exponemos a temas sociopolíticos. Es un problema que se ha visto exacerbado por las redes sociales y el progreso de la tecnología, debido a que provee una plataforma para la expresión de esos sentimientos violentos sin mayores consecuencias.

Mungall et al. (2025) discute cómo la incivilidad puede tener aplicaciones necesarias ante la injusticia, especialmente en contextos sociopolíticos. Pero se reconoce que la incivilidad política puede causar emociones negativas, reducir la capacidad de confiar en las instituciones sociales, y contribuir a la polarización. Personas que participan de este tipo de comportamiento tienen características antisociales de personalidad. 

Algunos tipos específicos de incivilidad, como los discursos de odio contra grupos específicos, son una amenaza a la democracia. Este tipo de alocuciones es cada vez más común en contextos sociopolíticos, tanto presencial como en línea. Anteriormente había más interés de controlar este tipo de expresiones en las redes sociales, pero muchas compañías han cambiado sus normas al respecto, citando un interés en la “libre expresión”. 

Alrededor de 64% de los estadounidenses dicen que las redes sociales tienen un efecto mayoritariamente negativo en la comprensión de los eventos diarios, según una encuesta del Pew Research Center (Auxier, 2020). La desinformación, el odio, el acoso, y el fomento de la polarización son algunas de las razones principales que aportan a una visión negativa y sesgada.

Las Naciones Unidas han indicado que la base para un desarrollo pacífico y sostenible es una gobernanza sólida, instituciones responsables y sociedades inclusivas. Lamentablemente se ha visto un notable aumento en síntomas asociados a la ansiedad, la desesperanza, problemas del corazón, el estrés, la obesidad, según lo han documentado diversos profesionales en el área de la salud. 

Es evidente la relación que existe entre las situaciones sociopolíticas y nuestra salud física y mental. Algunas recomendaciones para combatir su efecto son:

  • Enfocarnos en lo que podemos controlar, priorizar las situaciones que nos afectan directamente y podemos atender.
  • Evitar la sobrecarga de noticias negativas o el doomscrolling.
  • Verificar fuentes de información cuidadosamente, considerar el posible sesgo y sus objetivos.
  • No ignorar signos de desgaste físico y emocional.
  • Fomentar el autocuidado físico y psicológico.
  • Priorizar citas médicas y tiempo de ocio para actividad que disfrute.
  • Tener una red de apoyo social estable y colaborativa.
  • Considerar lo que nos une, no solo lo que nos divide.
  • Identificar si está en un estado de crisis y buscar ayuda inmediatamente.

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