Imagina que pudieras cambiar tu estado de ánimo simplemente pegándote un adhesivo en la piel. Aunque suena a ciencia ficción, diversas empresas ofrecen parches que prometen mejorar el bienestar emocional al reducir el estrés, mejorar la concentración o incluso aliviar la ansiedad. Pero, ¿son estos parches realmente efectivos? Analicemos los diferentes tipos disponibles y lo que la ciencia tiene que decir al respecto.
Parches «naturales»
Los parches «naturales» contienen ingredientes como extractos de plantas (ashwagandha, ginseng), vitaminas y minerales que, según sus fabricantes, ayudan a manejar el estrés y la ansiedad o a mejorar la concentración. Sin embargo, es importante destacar que ninguno de estos parches cuenta con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA).
Por ejemplo, productos como los «Stress Down Patches» de Kind Patches llevan una declaración clara: “Este producto no está destinado a diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad”. Esto no solo los exime de necesitar aprobación de la FDA, sino que también genera dudas sobre su eficacia.
Aunque algunos ingredientes como la ashwagandha han sido estudiados por sus posibles efectos en la reducción del estrés, los resultados aún no son concluyentes. Además, estos estudios generalmente evalúan su consumo oral, no a través de un parche, lo que podría afectar la absorción y, por ende, su eficacia.
Parches que emiten frecuencias
Los parches que «emiten frecuencias» ganaron atención cuando figuras públicas como Meghan Markle comenzaron a usarlos. Estas empresas afirman que los parches pueden inducir relajación al emitir frecuencias específicas que afectan la neuroquímica del cuerpo. Sin embargo, expertos han cuestionado seriamente estas afirmaciones.
Un ejemplo son los «Biosignal Processing Discs» de NuCalm, que aseguran usar tecnología avanzada como bobinas de Tesla para emitir frecuencias que promueven la calma. Pero al examinar los parches físicamente, no se encontraron componentes como las bobinas descritas. Casos similares incluyen los «healing stickers» de la empresa Goop, que afirmaban reequilibrar las frecuencias energéticas del cuerpo, un concepto que no tiene base en la medicina moderna.
Como explicó la Dra. Jen Gunter, ginecóloga y experta en desinformación médica: “No existe una forma médica de medir o reequilibrar frecuencias energéticas en el cuerpo”. Estas afirmaciones carecen de sustento científico.
Parches farmacéuticos aprobados por la FDA
No todos los parches para el estado de ánimo son pseudociencia. Existen opciones respaldadas por evidencia, como el parche EMSAM, aprobado por la FDA en 2006. Este dispositivo libera un antidepresivo llamado selegilina, que pertenece a la clase de inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO). EMSAM está indicado para tratar el trastorno depresivo mayor y solo se puede obtener con prescripción médica debido a sus posibles interacciones medicamentosas y efectos secundarios.
Los parches farmacéuticos destacan por su rigurosa evaluación científica, que asegura su seguridad y eficacia. Sin embargo, también requieren un monitoreo médico cuidadoso.
¿Milagro o placebo?
Si bien algunos usuarios reportan sentirse mejor tras usar parches no farmacéuticos, esto podría deberse al efecto placebo. Aunque esto no necesariamente invalida su uso, podría retrasar la atención de problemas subyacentes como depresión o ansiedad.
Como señala el Dr. Matthew Burke, neurólogo cognitivo: “Si alguien cree que sus frecuencias bioenergéticas están desequilibradas, podría ignorar factores reales que contribuyen a su malestar”. Además, incluso los parches «naturales» pueden causar irritaciones en la piel o reacciones alérgicas.
En resumen, antes de optar por un parche para mejorar tu estado de ánimo, lo mejor es consultar a un profesional de la salud. Solo un experto puede ayudarte a identificar las causas reales de tu malestar y guiarte hacia un tratamiento seguro y efectivo.
