Dengue en ascenso: Johns Hopkins alerta sobre el riesgo global en 2025

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Con más de 6,5 millones de casos reportados en 2024, el dengue se consolida como una amenaza global que también toca a regiones no endémicas

“El dengue ya no es una enfermedad tropical confinada, es un riesgo de salud pública en expansión que amenaza también a regiones no endémicas”, señaló la Dra. Jennifer Nuzzo, directora del Centro de Preparación para Pandemias de Johns Hopkins, al presentar el informe de evaluación de riesgos sobre esta enfermedad publicado en enero de 2025. La advertencia cobra fuerza en un momento en que las Américas atraviesan un repunte sin precedentes de casos.

El documento subraya que 2024 fue el año con el mayor número de casos de dengue reportados a nivel global en la historia reciente, superando los 6,5 millones notificados oficialmente, aunque se estima que las infecciones reales son muy superiores. En América Latina, países como Brasil y Perú concentraron el mayor peso de la epidemia, mientras que Estados Unidos registró brotes esporádicos en Florida, Texas y Puerto Rico. El análisis destaca que el cambio climático, la urbanización no planificada y la movilidad internacional son motores que amplifican la propagación del Aedes aegypti.

El informe advierte que en 2025 es muy probable que continúe la transmisión intensa en el hemisferio occidental, con riesgos particularmente altos en áreas urbanas densamente pobladas. El fenómeno de El Niño y los patrones de lluvias irregulares favorecen la proliferación de criaderos del mosquito vector, lo que se traduce en temporadas más largas de transmisión y mayor presión sobre los sistemas de salud.

Un punto crítico señalado por Johns Hopkins es la falta de herramientas efectivas de control. Aunque existen programas de liberación de mosquitos estériles o infectados con Wolbachia, y se han aprobado vacunas como Qdenga en algunos países, la cobertura es todavía muy limitada. Además, la disponibilidad desigual de pruebas diagnósticas rápidas dificulta el manejo clínico oportuno, especialmente en regiones con pocos recursos.

El impacto del dengue no se limita a la morbilidad inmediata. Los expertos advierten que la carga económica por hospitalizaciones, ausentismo laboral y respuesta sanitaria representa miles de millones de dólares anuales en los países más afectados. Para los sistemas de salud, la saturación de servicios de urgencias durante los picos epidémicos genera un efecto dominó que afecta la atención de otras patologías críticas.

El informe de Johns Hopkins hace un llamado urgente a la cooperación internacional. Subraya que el dengue es un claro ejemplo de enfermedad transfronteriza: un brote en el Caribe o Sudamérica puede repercutir rápidamente en EE. UU. y Europa a través de los viajes. Por ello, recomienda reforzar la vigilancia entomológica, invertir en infraestructura de agua y saneamiento, y mejorar la comunicación pública para reducir criaderos en el entorno domiciliario.

En conclusión, el riesgo de dengue en 2025 es catalogado como alto y sostenido, con potencial de generar crisis sanitarias recurrentes si no se intensifican las medidas de control. “El reto no es solo contener el dengue en zonas endémicas, sino anticipar su expansión hacia territorios que nunca habían enfrentado epidemias a gran escala”, enfatizó Nuzzo. Frente a esta realidad, el fortalecimiento de la resiliencia sanitaria es tan crucial como el desarrollo de nuevas herramientas preventivas.

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