La tensión en Oriente Medio alcanzó un nuevo y preocupante nivel tras una serie de ataques militares entre Estados Unidos, Irán e Israel que han generado condenas internacionales por su impacto sobre objetivos civiles, incluyendo instalaciones de salud y centros nucleares.
Bombardeo estadounidense a Irán
El general Caine, portavoz del mando estadounidense en la región, confirmó que recientes bombardeos realizados por EE.UU. causaron “daños y destrucción extremadamente graves” en tres instalaciones nucleares iraníes. “Los daños finales en combate tardarán un tiempo, pero una evaluación inicial indica que las tres instalaciones nucleares sufrieron daños y destrucción extremadamente graves», declaró.
Por su parte, la Organización de Energía Atómica de Irán calificó el ataque como una “violación brutal” del derecho internacional. No obstante, el subdirector político de la radiodifusión estatal iraní, Hassan Abedini, afirmó que las instalaciones ya habían sido evacuadas. “No sufrimos un gran golpe porque los materiales ya habían sido retirados”, dijo en televisión estatal.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y Arabia Saudita aseguraron que no se ha detectado aumento en los niveles de radiación tras los bombardeos, calmando parcialmente los temores de una catástrofe ambiental.
Respuesta iraní e intercambio de ataques con Israel
Por su parte, Irán lanzó una nueva oleada de misiles que impactaron en zonas densamente pobladas de Tel Aviv y Haifa, hiriendo al menos a 86 personas, según autoridades israelíes. Paralelamente, Israel afirmó haber atacado “decenas de objetivos militares” en territorio iraní durante el fin de semana.
La Media Luna Roja iraní acusó a Tel Aviv de atacar hospitales y centros médicos en su territorio, un hecho que, de confirmarse, violaría normas fundamentales del derecho internacional humanitario.
Una escalada que preocupa al mundo
El conflicto entre Irán, Israel y Estados Unidos sigue evolucionando con consecuencias potencialmente devastadoras. Los ataques a instalaciones nucleares y de salud no solo violan normas internacionales fundamentales, sino que agravan el sufrimiento de las poblaciones civiles atrapadas en medio del fuego cruzado.
Mientras la comunidad internacional observa con creciente alarma, organizaciones como la OMS y el CICR recuerdan lo esencial: incluso en guerra, hay reglas que deben respetarse. La salud y la vida de civiles no pueden ser rehenes de intereses militares.
