En un mundo donde el dengue sigue expandiéndose sin un antiviral efectivo disponible, investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en Argentina han encontrado en un recurso inesperado una posible solución: la piel del maní. Este subproducto industrial, habitualmente desechado, podría convertirse en la base de un tratamiento natural, sostenible y económico contra esta enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti. ¿Te imaginas una bebida antiviral a base de este extracto para prevenir infecciones? ¡No está muy lejos!
Un residuo que cobra valor sanitario
Liderando esta investigación está la Dra. Carola Sabini, del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (INICSA, CONICET-UNC), quien explica: «Nuestro trabajo comenzó con una revisión exhaustiva que reveló el potencial del maní debido a sus propiedades antioxidantes y antimicrobianas. Además, nuestra provincia, Córdoba, es una gran exportadora de maní, lo que nos dio acceso a un recurso local y abundante». Este enfoque demuestra cómo un residuo puede transformarse en una herramienta valiosa para la salud pública.
Propiedades antivirales comprobadas de la piel del maní
El equipo de investigación ha demostrado, mediante modelos “in vitro”, que el extracto de la piel del maní puede inhibir el serotipo 2 del virus del dengue (DENV-2) en varias etapas de su ciclo de replicación. Estas etapas incluyen desde la adsorción inicial y la entrada del virus a la célula, hasta su replicación intracelular y la acción virucida sobre el virus libre. «Esto nos indica que el extracto tiene una actividad antiviral amplia, fundamental para considerarlo tanto en tratamientos de infectados como en aplicaciones preventivas», destaca Sabini. De hecho, este extracto logró inactivar el virus del dengue en un 100%. Una enfermedad viral emergente de gran impacto en la salud pública y en la vida de las personas que impacta con gravedad algunos países del continente americano como Puerto Rico, Colombia o Argentina.
Seguridad y eficacia en desarrollo para el tratamiento preventivo del dengue
Actualmente, la investigación avanza hacia estudios en modelos animales para validar la seguridad y eficacia del extracto en escenarios más complejos. Sabini agrega: «Hemos realizado pruebas de toxicidad aguda y comprobamos que no es dañino en el corto plazo. Ahora evaluamos los efectos de un consumo prolongado para garantizar su seguridad antes de pasar a etapas más avanzadas». Estos pasos son esenciales para asegurar que el extracto sea tanto efectivo como seguro para su aplicación en humanos.
Uno de los aspectos más innovadores del proyecto es la encapsulación del extracto en nanopartículas. Estas estructuras permiten aumentar la estabilidad del compuesto y explorar diversas aplicaciones. «Estamos desarrollando, por ejemplo, una bebida funcional a base de lactosuero que podría actuar como un suplemento preventivo contra infecciones virales o enfermedades inflamatorias», explica Sabini. Esta tecnología podría facilitar la distribución y el uso del extracto en productos cotidianos.
Desafíos y próximos pasos respecto a este descubrimiento
A pesar de los avances prometedores, la investigación enfrenta obstáculos financieros que dificultan la traducción de los hallazgos a productos concretos. «La investigación depende de subsidios que no siempre llegan a tiempo. Sería ideal establecer vínculos con empresas para garantizar la continuidad del proyecto», señala Sabini. Este llamado a la colaboración entre sectores públicos y privados resalta la importancia de invertir en ciencia aplicada para generar impactos tangibles en la sociedad.
Un futuro esperanzador
Aunque faltan estudios en humanos y pruebas más completas, los investigadores son optimistas. «El extracto ya demostró su potencial. Estamos trabajando para convertir este hallazgo en un desarrollo aplicable a la vida cotidiana, desde medicamentos hasta suplementos dietarios», concluye Sabini. Este descubrimiento podría ofrecer una solución accesible y efectiva contra una enfermedad que afecta a millones en el mundo.
Con proyectos como este, la ciencia reafirma su papel como motor de soluciones innovadoras frente a los desafíos globales. La piel del maní, de simple residuo a potencial aliado en la lucha contra el dengue, simboliza el poder de transformar lo cotidiano en extraordinario.
