Administración Trump pausa financiación del programa para tratamiento de VIH

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La suspensión del programa internacional de tratamiento contra el VIH genera caos e incertidumbre en la comunidad internacional.

La decisión de la administración Trump de suspender el financiamiento del programa internacional PEPFAR, destinado al tratamiento del VIH/SIDA, ha generado un clima de caos y temor a nivel global. 

Expertos en salud advierten que esta interrupción no solo pone en riesgo vidas de manera inmediata, sino que también podría tener consecuencias sanitarias a largo plazo. La incertidumbre creada por esta medida ha dejado a proveedores de atención médica y a investigadores de salud global preocupados por el impacto que tendrá sobre los millones de personas que dependen de este tratamiento.

La pausa en la ayuda exterior anunciada por el presidente Trump ha desorganizado el funcionamiento del programa PEPFAR, que beneficia a aproximadamente 20 millones de personas en todo el mundo, incluyendo a más de 550.000 niños. Algunos grupos que reciben financiamiento de este programa se ven obligados a interrumpir la distribución de medicamentos, a pesar de que estos ya están disponibles en las clínicas. Los médicos advierten que, sin acceso a su tratamiento, los pacientes cuyas infecciones están controladas podrían experimentar una recaída en un corto plazo, lo que incrementaría su vulnerabilidad a otras enfermedades, como la tuberculosis, y aumentaría el riesgo de transmisión del virus.

Beatriz Grinsztejn, médica e investigadora en VIH, ha señalado que el impacto de esta suspensión es tanto significativo como inmediato. La situación se complica aún más con la posibilidad de que las madres embarazadas con infecciones no controladas transmitan el VIH a sus bebés. Además, PEPFAR también financia medicamentos que ayudan a reducir el riesgo de contagio del VIH, lo que hace que la interrupción de estos recursos sea aún más preocupante.

En respuesta a la crisis generada por esta pausa, el secretario de Estado Marco Rubio ha emitido una exención que permitiría, al menos temporalmente, la continuidad de algunos programas humanitarios que ofrecen medicamentos y servicios esenciales. Sin embargo, la naturaleza temporal de esta exención y su alcance sobre la financiación total de PEPFAR aún no están claros. 

Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud también ha expresado su preocupación por las consecuencias que esta suspensión puede acarrear para la salud global. “Si se prolongan, esas medidas podrían provocar un aumento de las nuevas infecciones y muertes, lo que daría marcha atrás a décadas de progreso y podría hacer que el mundo volviera a los años 1980 y 1990, cuando millones de personas morían de VIH cada año en todo el mundo, muchas de ellas en los Estados Unidos de América”, se menciona en el comunicado. 

Asimismo, señalaron que, para la comunidad internacional, implicaría un retroceso de alianzas y las inversiones en avances científicos que han sido cruciales para la salud pública, como lo son medicamentos asequibles, diagnósticos innovadores y modelos de prestación comunitaria de atención del VIH. 

Por otro lado, en Uganda, los profesionales dedicados al cuidado y la elaboración de políticas sobre el VIH estaban muy ocupados enviando mensajes y compartiendo las directrices que recibían del gobierno estadounidense, así como alertando sobre las posibles repercusiones, según informó Henry Zakumumpa, un investigador de servicios de salud en la Universidad Makerere de Kampala, que ha analizado el efecto de PEPFAR. 

La administración Trump había declarado que detendría la asistencia extranjera adicional por un periodo mínimo de 90 días para revisar los programas y asegurar que se alinearan con los intereses de Estados Unidos. El gobierno estadounidense implementó lo que se conoce como una orden de suspensión de trabajos, instruyendo a los grupos beneficiados por contratos actuales a cesar sus actividades.

Los defensores afirmaron que a algunos de estos grupos se les comunicó que sus trabajadores de la salud respaldados por PEPFAR debían interrumpir sus labores. Además, algunos interpretaron que la orden les prohibía proporcionar medicamentos previamente adquiridos.

El Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR) destina miles de millones de dólares anualmente a financiar organizaciones de salud en más de 50 países. Según los expertos, muchos de estos grupos, que reciben subvenciones que se desembolsan en plazos de meses o años, probablemente habrían podido afrontar una congelación temporal con su financiación actual.

La orden de suspensión de trabajos parece amenazar todas las iniciativas del programa por el momento, según los expertos. Los beneficiarios aún están intentando determinar qué acciones pueden llevar a cabo en esta situación que cambia rápidamente. Se estima que más de 200.000 personas reciben diariamente tratamientos de terapia antirretroviral, que suelen administrarse en ciclos de 30 días, 3 meses o 6 meses. 

De la misma forma, PEPFAR también financia la investigación, la educación y las pruebas relacionadas con el VIH. Otra preocupación es que las organizaciones respaldadas por el programa podrían empezar a reducir su personal y sus actividades si no pueden operar o si no tienen acceso a fondos.

Además, el lunes, el gobierno eliminó el sitio web de datos de PEPFAR. Jen Kates, directora de políticas globales de salud y VIH en KFF, señaló que esta página proporcionaba un seguimiento casi en tiempo real de los desembolsos de PEPFAR, siendo utilizada por países, investigadores y legisladores para evaluar el impacto del programa.

“Sin duda, esto no es tan grave como que alguien se quede sin sus medicamentos”, comentó Kates, aunque añadió que el sitio era un elemento importante del programa. “Y ahora eso ha desaparecido, al menos de forma temporal”. 

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