La alimentación en pacientes pediátricos con enfermedades inflamatorias del intestino (EII), como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, es un tema que requiere especial atención, según explicaron las licenciadas Carla Fabián González y María del Carmen Quintana, ambas nutricionistas dietistas especializadas en esta área.
Las licenciadas enfatizaron que cada niño con EII tiene necesidades particulares. Por ello, recomendaron que cualquier ajuste en la dieta sea supervisado por un médico o nutricionista, quien pueda personalizar las recomendaciones de acuerdo con los síntomas y condiciones específicas del paciente.
“La clave está en educar a los padres y a los niños para que puedan tomar decisiones informadas y saludables, adaptadas a su estilo de vida”, indicaron.
Este enfoque integral no solo ayuda a mejorar la calidad de vida de los pacientes pediátricos con EII, sino que también contribuye a crear una relación más positiva con la alimentación, permitiéndoles disfrutar de su niñez de manera plena y saludable.
“Es importante destacar que, aunque no hay una diferencia radical en la dieta de un niño con EII frente a un niño sin esta condición, sí es fundamental seguir las guías dietarias que promueven una alimentación balanceada y saludable”, afirmó la licenciada Quintana.
Ambas especialistas subrayaron la necesidad de priorizar alimentos que apoyen el crecimiento y desarrollo infantil. Entre sus recomendaciones destacan:
- Reducir el consumo de azúcares añadidos: evitar dulces, repostería y refrescos, promoviendo el consumo de agua como fuente principal de hidratación.
- Optar por grasas saludables: incorporar alimentos como el aguacate, aceite de oliva, mantequilla de almendra o maní, en lugar de grasas saturadas.
- Elegir proteínas magras: como el pollo o el pescado a la parrilla, en vez de opciones empanadas o fritas que pueden irritar el sistema digestivo.
- Incluir frutas y vegetales: necesarios para suplir vitaminas y minerales esenciales en esta etapa de crecimiento.
La licenciada Fabián agregó que también es crucial considerar los métodos de cocción. “Evitar las frituras y optar por preparaciones al vapor, asadas o hervidas puede marcar la diferencia en la tolerancia de los niños a ciertos alimentos”, explicó.
Entre los retos más comunes, las especialistas mencionaron la dificultad de limitar alimentos como los postres y los refrescos, debido a su accesibilidad y popularidad entre los niños. Sin embargo, destacaron que no se trata de imponer una dieta estricta, sino de encontrar un equilibrio.
“No es necesario prohibirles disfrutar de una comida fuera de casa. Se pueden buscar alternativas más saludables, como elegir carnes a la parrilla en lugar de empanadas”, señaló Quintana.
Además, abordaron uno de los mitos más frecuentes: la creencia de que estos niños deben seguir una dieta extremadamente restrictiva. “Si limitamos en exceso los alimentos, podríamos provocar deficiencias nutricionales que afecten su desarrollo”, advirtió Fabián.
