En el marco de la celebración de sus 75 años de historia, la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología no sólo conmemora su legado, sino que también hace un llamado urgente a atender uno de los desafíos más apremiantes para la salud cardiovascular de la isla, la estenosis de la válvula aórtica, una condición degenerativa asociada al envejecimiento y que, si no se diagnostica e interviene a tiempo, puede resultar fatal.
El Dr. Edmundo Jordán, pasado presidente de la institución y referente en el campo, explicó que esta condición se caracteriza por el estrechamiento progresivo de la válvula aórtica debido a la calcificación, lo que compromete el flujo sanguíneo y puede derivar en síntomas como desmayos (síncope), dolor de pecho o dificultad respiratoria.
“Muchos pacientes llegan sin saber que padecen una estenosis severa. El diagnóstico temprano puede salvar vidas”, advirtió el cardiólogo.
Avances que salvan vidas
En los últimos años, Puerto Rico ha implementado técnicas mínimamente invasivas para el reemplazo valvular, conocidas como implantes percutáneos. Estos procedimientos, que no requieren cirugía a corazón abierto, fueron desarrollados inicialmente para pacientes frágiles y hoy se extienden a quienes presentan riesgo quirúrgico moderado o incluso bajo.
“Gracias a esta tecnología, el tratamiento es posible incluso en pacientes de edad avanzada o con múltiples comorbilidades”, destacó el especialista.
El Dr. Jordán enfatizó que el rol de los médicos primarios es fundamental para detectar esta condición a tiempo. Un simple soplo cardíaco puede ser la señal inicial que motive una evaluación especializada.
Además, hizo un llamado a la población adulta mayor para no minimizar síntomas como el desmayo, el dolor torácico o la fatiga, que podrían ser preámbulos de insuficiencia cardíaca.“Un evento de síncope en un paciente con estenosis aórtica severa puede estar asociado a una tasa de mortalidad de hasta 50 % en uno a tres años si no se interviene”, alertó el Dr. Edmundo.