Un informe del caso de Vicky X. Xu y sus colegas del Royal Women’s Hospital de Melbourne, Australia, detalla un parto gemelar exitoso en una mujer de 35 años con una rara afección hemorrágica conocida como trombastenia de Glanzmann (TG).
El informe se centra en una mujer primigesta con TG que tuvo un embarazo gemelar dicoriónico diamniótico. Antes del embarazo, la paciente ya había sido diagnosticada con TG y tratada por menorragia (sangrado menstrual abundante) con hierro y hormonas.
Aunque no experimentó episodios de sangrado significativos durante el embarazo, su condición representaba un alto riesgo, especialmente al combinarlo con la naturaleza de un embarazo gemelar, que aumenta el riesgo de atonía uterina y hemorragia posparto.
Un plan de parto coordinado
Debido a los riesgos, la paciente fue atendida por un equipo que incluyó especialistas en medicina materno-fetal, hematología y anestesia. Se decidió que la anestesia neuroaxial (espinal) no era segura debido al riesgo de sangrado, por lo que se programó una cesárea electiva con anestesia general a las 36 semanas y 5 días.
El manejo de su condición incluyó una serie de medidas preventivas:
- Profilaxis: Se administró factor VIIa recombinante y ácido tranexámico antes de la cirugía para reducir el riesgo de hemorragia.
- Gestión del parto: La cesárea fue realizada por un equipo de cirujanos experimentados y se utilizaron agentes uterotónicos para prevenir el sangrado excesivo. La paciente fue monitoreada de cerca en la unidad de cuidados complejos durante los primeros tres días posparto.
- Tratamiento posparto: El tratamiento con ácido tranexámico continuó durante siete semanas, y se utilizó compresión neumática para prevenir complicaciones.
Resultados y lecciones clave
El procedimiento se realizó sin complicaciones graves, con una pérdida de sangre estimada de sólo 400 ml, una cifra baja para un parto gemelar. Ambos bebés nacieron sanos, aunque requirieron una breve estancia en la unidad de cuidados neonatales especiales debido a su prematuridad.
El caso concluye que la atención integral y la planificación detallada son cruciales para optimizar los resultados del embarazo en pacientes con trastornos hemorrágicos complejos. La coordinación entre diferentes especialidades médicas permitió minimizar los riesgos y asegurar un parto seguro tanto para la madre como para los gemelos.
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