El anuncio del expresidente Donald Trump sobre la posible imposición de aranceles de hasta 200 % a los medicamentos importados ha encendido las alarmas en el sector salud y aseguradoras.
La medida, aún en etapa especulativa, plantea un panorama de doble filo: podría impulsar la relocalización de la manufactura farmacéutica hacia Puerto Rico, pero al mismo tiempo amenaza con encarecer el costo de los medicamentos y de las primas de seguros médicos.
Rafael Vélez Domínguez, presidente de la Asociación de Industriales de Puerto Rico (AIPR), señaló que la Isla podría beneficiarse al convertirse en un destino estratégico para trasladar operaciones de países como Irlanda.
“Es una gran oportunidad para que muevan producción hacia Puerto Rico y así evitar los aranceles”, afirmó, recordando que en los años noventa la Isla fue la principal jurisdicción de manufactura farmacéutica de Estados Unidos.
No obstante, las repercusiones para los consumidores son motivo de preocupación. Iraelia Pernas, directora ejecutiva de la Asociación de Compañías de Seguros de Salud (Acodese), advirtió que los posibles aranceles encarecerían las cubiertas médicas. “Se incrementará el costo de la cubierta de medicinas de manera significativa, afectando a los consumidores, quienes recibirán aumentos sustanciales en las primas”, sostuvo.
Coincidiendo con esta visión, Roxana Rosario, exdirectora ejecutiva de ASES, enfatizó que el impacto recaería finalmente en las aseguradoras, las cuales lo transferirían a las pólizas, afectando tanto a programas federales como al plan Vital y a las pólizas comerciales de patronos.
Linda Ayala, presidenta de la Asociación de Farmacias de Comunidad, alertó que el efecto directo sería un aumento en los precios de los medicamentos, lo que limitaría aún más el acceso de la población a terapias esenciales.
Según datos recientes, más del 60% de los medicamentos que se consumen en Puerto Rico provienen de India, aunque ese país fue excluido de los aranceles anunciados, mientras que Irlanda —otro proveedor clave— sí podría verse afectada.
Para Roberto Acarón Rodríguez, director estatal de AARP Puerto Rico, el impacto sobre los pacientes sería devastador: “Si a la inflación de medicamentos, que ya triplica a la del mercado general, se le suma un 200% en aranceles, lo que se está haciendo es limitar aún más el acceso a medicinas vitales para personas con condiciones crónicas”.
Con un gasto anual en productos medicinales y farmacéuticos que supera los $10,600 millones, y considerando que más de un tercio de los gastos de los hogares en la Isla se destinan a la compra de medicamentos, la incertidumbre es alta.
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