Un paciente, previamente sano, fue evaluado a través de telemedicina por presentar una erupción progresiva y asintomática en el muslo derecho. Según el reporte médico, la lesión comenzó como una pequeña mancha hace aproximadamente dos meses y se extendió gradualmente hasta cubrir gran parte del muslo.
La erupción no generaba picazón ni dolor, excepto en un único punto doloroso a la palpación. El menor no presentaba antecedentes de fiebre, viajes recientes, contacto con animales nuevos ni exposición a productos tópicos diferentes.
En la primera evaluación, el pediatra consideró la posibilidad de una dermatitis infecciosa e indicó tratamiento con mupirocina tópica y acetónido de triamcinolona, con la opción de añadir cefalexina en caso de empeoramiento o falta de mejoría.
Persistencia y evolución
Seis meses después, la lesión permanecía activa y expansiva, sin prurito y limitada al muslo derecho. El examen clínico reveló placas palpables, de distintos tamaños, que no palidecían a la presión y que no causaban molestias.
Los padres reportaron ausencia de respuesta a los antibióticos tópicos y orales, aunque se observó una ligera mejoría con el uso de corticoides tópicos. Ante la sospecha de una posible afectación vascular, el pediatra decidió remitir al menor al servicio de dermatología.
Evaluación dermatológica
En la consulta especializada, el paciente presentó máculas y parches petequiales rojos en el muslo derecho, que no desaparecían a la presión, acompañados de áreas adyacentes con coloración amarilla.
El caso se encuentra actualmente en estudio, mientras los especialistas buscan determinar la causa de esta inusual presentación cutánea que no ha respondido al tratamiento habitual.
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