¿Es la rapamicina la clave para el antienvejecimiento? 

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Uno de los compuestos que ha generado mayor interés entre investigadores y entusiastas de la longevidad es la rapamicina, también conocida como sirolimus. Imagen de archivo

Desde hace siglos se ha buscado la famosa ‘fuente de la eterna juventud’, sin embargo, en las últimas dos décadas la comunidad científica ha logrado avances significativos en este ámbito, especialmente en relación con levaduras, moscas y ratones.

Uno de los compuestos que ha generado mayor interés entre investigadores y entusiastas de la longevidad es la rapamicina, también conocida como sirolimus, un medicamento que requiere receta médica. 

Personalidades influyentes en el ámbito de la anti-edad, como Peter Attia, un médico y conocido presentador de podcasts que dedicó un capítulo a este fármaco en su reciente best seller «Outlive», han expresado su entusiasmo por sus potenciales beneficios. Pese a esto, aún no se ha proporcionado una respuesta definitiva sobre si realmente prolonga la vida y mejora los años sin enfermedades.

Cuando se trata de incrementar la esperanza de vida y ralentizar el proceso de envejecimiento, los ratones han demostrado que la rapamicina es “el fármaco más sólido y reproducible”, según el investigador Matt Kaeberlein, investigador y cofundador de Optispan, una empresa tecnológica de longevidad con ánimo de lucro, quien desde hace un tiempo ha estudiado la rapamicina. “Si se usan ratones viejos en los que ya se ha producido un declive de la función y se les empieza a tratar con rapamicina, la función vuelve a aumentar”, afirma. 

Algunas personas han comenzado a utilizar dosis bajas del medicamento basándose en estos resultados, a pesar de las numerosas dudas sobre su eficacia y seguridad. Esto es posible porque en 1999 la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) aprobó el fármaco, y un año después, en Europa, se comercializó bajo el nombre de sirolimus, con el propósito de suprimir el sistema inmunitario en pacientes que reciben un trasplante de órganos. Una vez que el medicamento está disponible, los médicos tienen la facultad de prescribirlo para cualquier condición.

Pero “esperar a la ciencia es probablemente lo más seguro”, expresa Dudley Lamming, jefe del laboratorio de fisiología molecular del envejecimiento de la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos), y coautor de una revisión exhaustiva de la investigación sobre la rapamicina publicada el año pasado en Nature Aging. 

¿Qué efecto tiene la rapamicina en el organismo?  

La rapamicina actúa inhibiendo una enzima de señalización llamada mTOR (que significa «diana mecanicista de la rapamicina» en inglés), la cual es crucial para la toma de decisiones en la mayoría de las células del cuerpo y del cerebro. Esta proteína tiene como función principal evaluar la disponibilidad de alimentos. Cuando hay abundancia de comida, mTOR envía señales que estimulan el crecimiento y la división celular.  

Por otro lado, cuando los alimentos son escasos, las células disminuyen su replicación y el organismo se enfoca en podar y optimizar el tejido existente. Aquellos que pasaron tiempo organizando su hogar durante los confinamientos de la COVID-19 probablemente se sentirán identificados con este proceso.

“Las células concentran su energía en reciclar proteínas dañadas, reparar orgánulos dañados como las mitocondrias y aumentar otras defensas celulares que podrían ayudar, por ejemplo, a mantener el ADN genómico intacto y estable”, menciona Lamming. El resultado es una mejora en la salud de células, tejidos y sistemas orgánicos en comparación con el estado anterior. 

La función de monitoreo de la nutrición es tan fundamental que la proteína mTOR se encuentra en casi todos los organismos, desde la ameba unicelular hasta los humanos, lo cual tiene sentido desde una perspectiva evolutiva, según Kaeberlein. Durante las épocas de escasez alimentaria, la estrategia más efectiva es «desarrollar resistencia al estrés y sobrevivir lo suficiente para poder reproducirse cuando la escasez haya terminado», señala.

Investigaciones han demostrado durante años que los ratones que ingieren menos calorías tienen una mayor longevidad, y los científicos ahora están considerando que la reducción de mTOR podría ser, al menos en parte, la razón detrás de este fenómeno. Esto haría que los medicamentos que inhiben mTOR, como la rapamicina, sean opciones atractivas para aumentar la esperanza de vida humana, es decir, los años que una persona vive sin enfrentar enfermedades debilitantes.

Dicho todo esto, aún no está preparado para el público en general. Debido a la falta de amplios ensayos clínicos en humanos, todavía no se puede confiar en la seguridad de la rapamicina ni en su efectividad para extender la vida o mejorar la salud. Los efectos secundarios incluyen desde llagas en la boca hasta un incremento en los niveles de colesterol y glucosa en sangre. 

Con el uso prolongado de rapamicina, el medicamento activa un segundo grupo de proteínas que causan estos aumentos. Por esta razón, compañías como la de Mannick están investigando compuestos que se enfoquen exclusivamente en las proteínas más beneficiosas.

Los investigadores tampoco tienen claridad sobre cuál es la dosis o el régimen de administración más efectivos. Existe una fina línea entre reducir el mTOR de manera moderada o significativa, ya que esta última puede, irónicamente, acortar la vida en lugar de alargarla.

Algunos entusiastas de la longevidad han comenzado a recomendar la rapamicina, pero Mannick aconseja precaución. “Todavía no sabemos cuál es la dosis ni la duración en la que los beneficios claramente superan los riesgos”, señala. Hasta que no se obtengan respuestas a través de más investigaciones, ella no se sentirá cómoda tomando el medicamento.

Aunque Kaeberlein coincide en que la rapamicina no está lista para un uso generalizado, ha estado tomándola en ciclos de tres meses. En uno de esos ciclos, menciona que la inflamación en su hombro, relacionada con la edad, disminuyó considerablemente. Las experiencias posteriores fueron menos notables.

Attia advierte que cualquier médico que prescriba rapamicina a un paciente “debe ser capaz de explicar lo que se conoce y lo que no se conoce, así como las limitaciones de prescribir un medicamento que carece de biomarcadores y beneficios comprobados en los humanos”.

Para aquellos interesados en probar el medicamento, Dudley sugiere considerar la posibilidad de participar como voluntarios en un ensayo clínico. Actualmente, hay más de 100 estudios sobre fármacos mTOR que están reclutando pacientes en todo el mundo, según ClinicalTrials.gov. “Así es como obtendremos más información”, afirma. 

“Si se cree en la evolución y se entiende la biología del envejecimiento, es muy, muy difícil sostener que la rapamicina no va a ralentizar el envejecimiento biológico en humanos”, afirma Kaeberlein. “Todo lo que sé sobre la biología del envejecimiento me hace creer que probablemente lo hará”, finaliza. 

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