Nuevos algoritmos buscan simplificar el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial

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El nuevo consenso define la hipertensión con una presión arterial igual o superior a 130/80 mmHg, un umbral más bajo que en guías previas

Una nueva guía canadiense propone un enfoque más simple y estandarizado para el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial (HTA) en atención primaria, adaptando los protocolos HEARTS de la Organización Mundial de la Salud. El objetivo: mejorar la precisión en la medición de la presión arterial, reducir errores diagnósticos y optimizar el manejo farmacológico y no farmacológico.

La guía, dirigida a médicos de familia, enfermeras y farmacéuticos, enfatiza la importancia de usar dispositivos automatizados validados para medir la presión arterial. Solo el 10 % de los tensiómetros a nivel mundial han sido validados con precisión, una cifra que preocupa a los expertos. En Canadá, el 90 % de los dispositivos vendidos en farmacias cumplen con los estándares de validación, frente al 45 % de los comercializados en línea.

Umbral más bajo y diagnóstico más preciso
El nuevo consenso define la hipertensión con una presión arterial igual o superior a 130/80 mmHg, un umbral más bajo que en guías previas. Este cambio refleja la evidencia de que incluso niveles moderadamente elevados aumentan el riesgo de eventos cardiovasculares adversos.

Los especialistas destacan la necesidad de confirmar el diagnóstico fuera del consultorio mediante monitoreo ambulatorio (MAPA) o domiciliario (MDPA), técnicas que permiten detectar casos de “hipertensión de bata blanca” o “enmascarada”, y que se correlacionan mejor con la mortalidad cardiovascular.

Tratamiento y prevención: combinación y estilo de vida
El comité recomienda iniciar la farmacoterapia en adultos con presión arterial sistólica ≥140 mmHg, o entre 130–139 mmHg si existe alto riesgo cardiovascular. Para los casos que requieren medicación, se sugiere comenzar con terapia combinada de dosis bajas, incluyendo dos de las tres clases principales: IECA o ARA II, diuréticos tiazídicos o bloqueadores de los canales de calcio.

A la par, el documento insiste en el papel del estilo de vida saludable: reducción de sal (menos de 2 g de sodio al día), aumento de potasio (>3,5 g diarios), control del peso, actividad física regular (150–300 min semanales), menor consumo de alcohol y abandono del tabaco. Estos hábitos, junto con el tratamiento farmacológico oportuno, podrían reducir hasta un 22 % los eventos cardiovasculares mayores y un 11 % la mortalidad global.

La guía valora especialmente la simplicidad del nuevo algoritmo: un único objetivo terapéutico (<130 mmHg) para todos los pacientes, independientemente de sus comorbilidades. Según los autores, este modelo facilita la implementación en entornos de atención primaria y reduce la inercia terapéutica, un desafío frecuente en el manejo de la HTA.

“El control efectivo de la presión arterial requiere precisión en la medición, diagnóstico temprano y adherencia a terapias combinadas”, concluyen los autores. “Simplificar los protocolos es clave para mejorar los resultados cardiovasculares a nivel poblacional.”

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