Psoriasis, una enfermedad inflamatoria sistémica con impacto multiorgánico

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Dra. Tania González-Santiago, dermatóloga y dermatopatóloga. Foto de PHL.

Aunque la psoriasis suele manifestarse en la piel, su origen y sus efectos van mucho más allá de lo visible. Esta enfermedad inflamatoria crónica requiere un abordaje integral que contemple tanto el componente inmunológico como el impacto físico y emocional en la vida del paciente.

“La psoriasis suele aparecer entre los 20 y los 40 años, aunque realmente puede presentarse en cualquier momento de la vida”, explica la Dra. Tania González Santiago, dermatóloga y dermatopatóloga, quien enfatiza que, a diferencia de otras dermatosis, “la psoriasis es una condición crónica cuyos síntomas son persistentes y no mejoran con el tiempo ni con los cambios de clima”.

Entre los factores que agravan la severidad o predisponen al desarrollo de la enfermedad, se encuentran el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y el sobrepeso. “Son estilos de vida que aumentan el riesgo y pueden hacer que la psoriasis sea más severa”, añade.

Inflamación interna con reflejo cutáneo

Aunque sus manifestaciones se observan en la piel, la psoriasis es una enfermedad inflamatoria sistémica. “Algunas personas piensan que es solo una condición de la piel, pero esa inflamación continúa dentro del cuerpo y puede afectar órganos como el corazón, el hígado, los riñones o las articulaciones”, subraya la especialista.

De hecho, esta inflamación sostenida puede desencadenar otras enfermedades crónicas. Por eso, la Dra. González destaca la importancia de tratar al paciente de forma integral y no limitar la atención a los síntomas visibles.

Los estudios más recientes han identificado genes y rutas inmunológicas implicadas en la psoriasis, lo que ha permitido el desarrollo de terapias biológicas más específicas y efectivas. “Mientras más conocemos las causas y las vías inmunológicas involucradas, más precisos podemos ser al momento de tratar la enfermedad”, explica.

El cambio en el uso de biológicos dirigidos a las interleucinas IL-17 y IL-21 ha sido particularmente significativo. “Estos tratamientos han mostrado mejoría no solo en la piel, sino también en las articulaciones, y sin los rebotes que se observaban con los antiguos TNF-alpha”, comenta.

Cuidado multidisciplinario y acompañamiento emocional

El manejo moderno de la psoriasis requiere un enfoque colaborativo. “Ya no se trata solo de una enfermedad de la piel. Necesitamos un cuidado multidisciplinario que incluya dermatólogos, reumatólogos y también profesionales de la salud mental, porque el aspecto emocional del paciente también puede verse afectado”, sostiene la doctora.

Además, destaca que no existe un marcador en sangre que confirme el diagnóstico de forma definitiva, por lo que el manejo clínico y la observación siguen siendo esenciales.

A pesar de los avances científicos, la continuidad del tratamiento sigue siendo un desafío. “Las coberturas médicas que cambian cada año, la dificultad para acceder a especialistas y la idea errónea de que la mejoría equivale a una cura, son factores que dificultan la adherencia”, advierte la especialista.

En su práctica clínica, la Dra. González evalúa la respuesta de cada paciente a los cuatro meses de iniciar un biológico, esperando una mejoría del 80-90 %, acorde con la evidencia científica.

“Queremos decirles a los pacientes y a sus familias que no están solos. La ciencia sigue avanzando a su favor y su condición no es contagiosa. Busquen ayuda, sigan su tratamiento y compartan su experiencia sin miedo. Aquí estamos para apoyarlos siempre”, concluye la dermatóloga.

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