En 2019, Estados Unidos enfrentó una inesperada epidemia respiratoria: más de 2,800 casos y 68 muertes vinculadas al uso de cigarrillos electrónicos. Lo que comenzó como un fenómeno aislado pronto fue reconocido como una nueva entidad clínica: EVALI (E-cigarette or Vaping product use-Associated Lung Injury), o injuria pulmonar asociada al vapeo.
Un síndrome respiratorio emergente
EVALI describe un cuadro de daño pulmonar agudo relacionado con el uso reciente de dispositivos de vapeo o cigarrillos electrónicos. Los pacientes, en su mayoría adolescentes y adultos jóvenes previamente sanos, comenzaron a presentar síntomas respiratorios, digestivos y sistémicos sin causa aparente.
Aunque la incidencia disminuyó tras el retiro de ciertos aditivos, especialmente el acetato de vitamina E presente en líquidos con THC, los casos aislados persisten. Muchos están vinculados al consumo de productos de composición incierta o adquiridos en canales no regulados.
“EVALI no ha desaparecido; sigue siendo un recordatorio de la vulnerabilidad del sistema respiratorio ante sustancias potencialmente tóxicas contenidas en aerosoles de vapeo”, destaca la Dra. Zarauza.
Manifestaciones clínicas: más allá de una neumonía
EVALI suele simular una infección viral o una neumonía atípica, pero su presentación multisistémica la distingue.
Los síntomas más comunes incluyen:
- Disnea y tos persistente
- Fiebre, escalofríos y malestar general
- Náuseas, vómitos y dolor abdominal (presentes en más del 70 % de los casos)
- Dolor torácico, taquipnea e hipoxemia
Los estudios de imagen suelen mostrar opacidades en vidrio esmerilado y consolidaciones bilaterales, mientras que los análisis de laboratorio pueden revelar leucocitosis, elevación de PCR y alteraciones hepáticas leves.
En casos graves, los pacientes requieren oxigenoterapia o asistencia respiratoria mecánica.
Diagnóstico de exclusión
No existe una prueba específica que confirme el diagnóstico de EVALI. Se trata de un diagnóstico de exclusión, basado en:
- Uso de vapeo en los últimos 90 días.
- Presencia de síntomas respiratorios, digestivos y sistémicos compatibles.
- Infiltrados bilaterales en radiografía o tomografía.
- Ausencia de otra causa identificable.
Las principales enfermedades a descartar incluyen neumonías infecciosas (COVID-19, influenza), neumonitis por hipersensibilidad, asma descompensado o neumonía eosinofílica.
Mecanismos del daño pulmonar
La fisiopatología de EVALI aún se investiga, pero la evidencia apunta a una respuesta inflamatoria desregulada inducida por la inhalación de compuestos químicos irritantes.
El acetato de vitamina E puede alterar el funcionamiento del surfactante pulmonar y dañar el epitelio alveolar, generando acumulación lipídica y una intensa inflamación. Otros componentes, como propilenglicol, glicerina vegetal, saborizantes y metales pesados, también pueden causar toxicidad directa.
Esta combinación de sustancias, sumada a la falta de regulación y control de calidad, crea un entorno biológicamente agresivo para el sistema respiratorio.
Tratamiento y seguimiento
El manejo de EVALI requiere hospitalización en los casos moderados o graves. El tratamiento incluye:
- Oxigenoterapia y, si es necesario, ventilación mecánica.
- Corticoides sistémicos (prednisona 40–60 mg/día), con buena respuesta en la mayoría de los casos.
- Cese definitivo del vapeo y educación del paciente.
- Seguimiento clínico y funcional a largo plazo.
Diversos estudios han documentado secuelas respiratorias y radiológicas persistentes hasta un año después del evento agudo, incluso en pacientes previamente sanos.
Un llamado a la prevención
El reconocimiento de EVALI exige un alto índice de sospecha clínica y una anamnesis detallada sobre el uso de vapeo. Dado que el daño pulmonar puede ser irreversible, resulta fundamental fortalecer las estrategias educativas y regulatorias, especialmente dirigidas a adolescentes y jóvenes.
“Es urgente educar sobre los riesgos reales del vapeo. No existe una forma segura de inhalar sustancias químicas al pulmón”, enfatiza la Dra. Zarauza.
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