Un reciente estudio publicado en Gastroenterology revela que un patrón dietético alto en alimentos procesados y bajo en fibra está asociado con un mayor riesgo de cáncer colorrectal (CCR).
Este riesgo es particularmente elevado en tumores que presentan bacterias intestinales específicas, como Fusobacterium nucleatum, la cepa pks de Escherichia coli y Bacteroides fragilis enterotoxigénico (ETBF).
Durante el seguimiento de más de 6.4 millones de años-persona, se documentaron 3,854 casos de CCR, de los cuales un número significativo mostró la presencia de las bacterias F. nucleatum, pks+ E. coli y ETBF en los tejidos tumorales. El estudio encontró que un CMDS alto se asoció significativamente con un mayor riesgo de CCR, especialmente en tumores con estas bacterias detectables.
Los autores mencionaron que «un patrón alimentario con un bajo consumo de alimentos procesados puede ayudar a prevenir el cáncer colorrectal a través de la modulación del microbioma intestinal. El patrón alimentario que modula la firma microbiana intestinal relacionada con el cáncer colorrectal puede ayudar particularmente a prevenir el cáncer colorrectal positivo para microbios tumorales, que tiende a tener un peor pronóstico».
Investigadores del Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, liderados por Kai Wang y Chun-Han Lo, analizaron los metagenomas de heces y la información dietética de 519 participantes (307 hombres y 212 mujeres) para identificar un patrón dietético relacionado con una firma microbiana intestinal específica del CCR, denominada Puntuación Dietética Microbiana del CRC (CMDS). Este patrón dietético fue luego validado y comparado con el riesgo de CCR en 259,200 participantes de tres grandes cohortes de Estados Unidos.
Es importante mencionar que los autores del estudio indican que esta investigación de diseño observacional, limita la capacidad de establecer causalidad directa entre los patrones alimentarios y el riesgo de cáncer colorrectal. Asimismo, la población del estudio, compuesta en su totalidad por profesionales de la salud predominantemente blancos de los EE. UU., puede limitar la generalización de los resultados a otras poblaciones. También se reconocen posibles sesgos de memoria derivados del uso de datos alimentarios autodeclarados.
No obstante, el resultado deja claro la importancia de los hábitos alimentarios en la prevención del cáncer colorrectal, destacando el papel del microbioma intestinal en la modulación del riesgo. Los hallazgos podrían orientar futuras estrategias de salud pública enfocadas en la dieta para reducir la incidencia de esta enfermedad.