Una nueva investigación presentada durante la Semana de las Enfermedades Digestivas (DDW) 2025 reveló que cinco proteínas presentes en la sangre pueden predecir con alta precisión el desarrollo de la enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica (MASLD) hasta 16 años antes de que aparezcan los primeros síntomas.
“Este representa el primer modelo predictivo ultra temprano de alto rendimiento para MASLD”, afirmó el Dr. Shiyi Yu, médico residente en el Hospital Popular Provincial de Guangdong y autor principal del estudio. Según explicó, estos hallazgos podrían transformar la forma en que se detectan e intervienen las enfermedades hepáticas, permitiendo actuar antes de que se produzca un daño irreversible.
El estudio, realizado con datos de más de 52,000 participantes del Biobanco del Reino Unido, identificó cinco proteínas sanguíneas —CDHR2, FUOM, KRT18, ACY1 y GGT1— que mostraron una fuerte asociación con el riesgo de desarrollar MASLD. En combinación con factores clínicos como el índice de masa corporal y el nivel de actividad física, el modelo logró una precisión predictiva del 90.4% a cinco años y del 82.2% a 16 años, superando ampliamente a los modelos actuales.
La MASLD, que suele avanzar silenciosamente hasta etapas graves, duplica la tasa de mortalidad frente a quienes no la padecen. Es además un factor de riesgo clave para la enfermedad cardiovascular.
“El impacto de este avance es significativo”, comentó el Dr. Loren Laine, jefe de Enfermedades Digestivas en la Universidad de Yale y presidente del consejo de DDW 2025. “Una precisión del 90% es excepcional para este tipo de modelos”.
Por su parte, la Dra. Rotonya Carr, jefa de gastroenterología en la Universidad de Washington, subrayó que esta herramienta predictiva llega en un momento crítico, con proyecciones que estiman hasta 122 millones de casos de MASLD en EE.UU. para 2050. “Este trabajo ofrece una esperanza real para anticiparnos a la enfermedad y empoderar a los pacientes con información sobre su salud futura”, dijo.
Los investigadores esperan que este tipo de modelo pueda inspirar herramientas similares a las calculadoras de riesgo usadas en cardiología, permitiendo intervenciones personalizadas, como cambios en dieta y estilo de vida, años antes de que el hígado comience a deteriorarse.