Un reciente informe de caso destaca la aparición de queratopatía neurotrófica (QN) en una paciente diabética de 36 años tras someterse a ciclofotocoagulación con micropulsos (MP-CPC) para tratar un glaucoma neovascular no controlado. La presentación clínica incluyó un infiltrado en anillo en la córnea, lo que representó un desafío diagnóstico al confundirse inicialmente con queratitis infecciosa.
Un diagnóstico desafiante
La paciente fue referida a una clínica de córnea debido a la presencia de un infiltrado corneal en anillo en su ojo derecho. A pesar de la ausencia de dolor o secreción, experimentaba fotofobia.
Su agudeza visual mejor corregida era de 3/200 en el ojo afectado, y se evidenció una disminución en la sensibilidad corneal. El examen con lámpara de hendidura reveló un defecto epitelial corneal inferior significativo junto con un infiltrado estromal anterior periférico en forma de anillo.
Ante esta presentación atípica, se realizaron raspados corneales para descartar infecciones y otras patologías. Finalmente, se diagnosticó QN. Inicialmente, el tratamiento incluyó antibióticos profilácticos y lubricantes oftálmicos frecuentes. Sin embargo, al no observarse una recuperación completa del defecto epitelial, se optó por un injerto de membrana amniótica, lo que resultó en la curación del epitelio con una cicatrización corneal residual.
Relevancia y prevención de complicaciones
La queratopatía neurotrófica que se manifiesta como un infiltrado corneal en anillo puede ser confundida con infecciones corneales, lo que hace hincapié en la importancia de una evaluación preoperatoria adecuada. Dado que los casos de QN tras MP-CPC están siendo reportados con mayor frecuencia, se recomienda realizar una evaluación sistemática de la sensibilidad corneal antes del procedimiento, especialmente en pacientes con factores de riesgo como la diabetes.
Asimismo, se enfatiza la necesidad de un seguimiento postoperatorio riguroso y de estrategias preventivas, como asesoramiento prequirúrgico, reducción del tiempo de tratamiento y protocolos personalizados de manejo. Estas medidas pueden evitar complicaciones oculares graves, como cicatrización severa, fusión o perforación corneal.
Este caso resalta la necesidad de un enfoque integral en la planificación y seguimiento de procedimientos oftalmológicos en pacientes con condiciones predisponentes, garantizando así mejores resultados clínicos y evitando secuelas visuales irreversibles.