Estrategias nutricionales y farmacológicas en el tratamiento de la obesidad infantil

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Una de las recomendaciones más urgentes es la reducción del consumo de bebidas azucaradas, que afecta a aproximadamente el 66% de la población pediátrica.

En el marco del Sexto Congreso Internacional de Actualización en Pediatría del Hospital General de Occidente, la Dra. Jennifer Pamela García Pureko, endocrinóloga pediatra y especialista en obesidad infantil, abordó el complejo panorama de la obesidad pediátrica, una enfermedad caracterizada por el exceso de adiposidad que presenta causas multifactoriales. Durante su conferencia titulada «Novedades en el abordaje nutricional y farmacológico del paciente con exceso de peso», la Dra. García subrayó la necesidad de redefinir la obesidad para mejorar su diagnóstico y tratamiento.

«En enero se publicó un artículo donde un panel de expertos recomienda hacer un ajuste a la definición actual que utilizamos de obesidad. ¿Qué están proponiendo? Dividirla en obesidad clínica y obesidad preclínica, considerando la obesidad clínica como una enfermedad crónica en donde se documentan alteraciones en la función de tejidos y órganos directamente relacionados o causa del exceso de adiposidad; la obesidad preclínica la definen como aquella en que se observa una función preservada de órganos y tejidos», explicó la especialista.

La Dra. García también advirtió sobre las limitaciones del índice de masa corporal (IMC) como única herramienta de diagnóstico. Según la doctora, «utilizar únicamente el índice de masa corporal para hacer el diagnóstico de obesidad puede sobreestimar o subestimar los casos», sugiriendo que la evaluación clínica debe complementarse con mediciones directas de la grasa corporal, como la absorciometría de rayos X de energía dual, la bioimpedancia o medidas antropométricas.

El tratamiento varía según el tipo de obesidad: «Un paciente con diagnóstico de obesidad preclínica se sigue tratando como actualmente, como un riesgo para la salud donde el objetivo del tratamiento es principalmente la disminución de este riesgo. En la obesidad clínica el tratamiento se enfoca como todas las enfermedades crónicas en el objetivo de disminuir (o de lo posible remitir) los signos y síntomas de la enfermedad que ya se desarrolló debido al exceso de adiposidad», agregó la Dra. García.

Según la última Encuesta Nacional de Salud 2020-2023, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en la población escolar es de 36.5% y del 40.4% en adolescentes. «Las estrategias de tratamiento en pediatría son modificaciones integrales y en las últimas guías se agregó que sean recomendaciones intensivas de conductas de salud y de estilo de vida en un programa multicomponente de tratamiento que incluya dieta o cambios nutricionales, actividad física y terapia conductual; en caso necesario pueden considerarse farmacoterapia o cirugía bariátrica», enfatizó.

Una de las recomendaciones más urgentes es la reducción del consumo de bebidas azucaradas, que afecta a aproximadamente el 66% de la población pediátrica. «Consumen más de 20 % del total de las calorías recomendadas de azúcares agregadas, cuando la American Academy of Pediatrics (AAP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que debe ser menor de 10 %», advirtió.

La Dra. García también presentó herramientas digitales accesibles para orientar a los pacientes en sus hábitos alimenticios, así como estudios que comparan la dieta mediterránea con dietas restringidas en calorías, destacando que «ambas mostraron efecto en los parámetros metabólicos, pero la dieta mediterránea mostró más mejora en el hígado graso».

La especialista subrayó que si bien existen fármacos como orlistat y los análogos de GLP-1 aprobados para el tratamiento de la obesidad pediátrica, la investigación continúa para encontrar nuevas soluciones. «El fármaco más nuevo para el manejo de obesidad en adultos terminó sus ensayos clínicos en etapa tres en 2021 y ha sido aprobado; es un análogo del polipéptido inhibidor gástrico (GIP), pero su mecanismo de acción es dual», comentó.

El Dr. Miguel Ángel Cernichiaro, un asistente al congreso, reflexionó sobre el papel de la educación en la prevención de la obesidad infantil. «Los niños están siendo educados para aumentar de peso porque crecen en una zona de desarrollo próxima a adultos que pertenecen al 75% de los que tienen sobrepeso y obesidad. Creo que hay solución, aunque es utópica, muy difícil, pero existe una única solución 100 % efectiva, que sería transformar el estilo de vida de los padres para crear una zona de desarrollo próxima a los bebés que crecen imitando modelos saludables».

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