Este prototipo, el más pequeño del mundo, se puede insertar de manera no invasiva a través de una jeringa y se disuelve una vez que ya no es necesario, lo que lo hace ideal para recién nacidos con problemas cardíacos. Creado por ingenieros de la Universidad Northwestern en Illinois, el dispositivo es especialmente adecuado para bebés, ya que puede adaptarse a corazones de diversas dimensiones.
El marcapasos, que mide solo 1.8 milímetros de ancho, 3.5 milímetros de largo y 1 milímetro de grosor, se conecta a un pequeño dispositivo portátil y flexible que se coloca en el pecho del paciente. Este dispositivo, al detectar latidos irregulares, emite pulsos de luz que activan el marcapasos, permitiendo así la estimulación del corazón.
Diseñado para ser temporal, se disuelve fácilmente en los fluidos corporales, evitando la necesidad de una cirugía para su extracción. Los investigadores han demostrado su eficacia en modelos animales y en corazones humanos donados.
John A. Rogers, pionero en bioelectrónica de Northwestern, destaca que este marcapasos es crucial para los pacientes pediátricos que requieren dispositivos temporales tras cirugías cardíacas. La miniaturización del dispositivo es fundamental para reducir el impacto sobre el cuerpo del paciente. Aunque es diminuto, proporciona la misma estimulación que un marcapasos convencional.
Igor Efimov, cardiólogo experimental y co-director del proyecto, menciona que muchos niños nacen con cardiopatías congénitas y necesitan un marcapasos temporal durante la recuperación de una cirugía. La idea es que, tras aproximadamente siete días, el corazón de estos pacientes se autorepare, lo que hace esencial contar con un dispositivo que no requiera extracción quirúrgica.
Este nuevo marcapasos es el resultado de un trabajo previo en el que se desarrolló un dispositivo reabsorbible para marcapasos temporales. Actualmente, los métodos tradicionales implican la conexión de electrodos a un marcapasos externo, lo que conlleva riesgos de complicaciones. Con el nuevo diseño, el dispositivo elimina la necesidad de cables y hardware rígido, haciendo el procedimiento menos invasivo.
El avance incluye un sistema de alimentación innovador que utiliza una celda galvánica en lugar de baterías voluminosas. Este marcapasos, al entrar en contacto con los fluidos corporales, genera electricidad para estimular el corazón. Además, se ha utilizado luz infrarroja para activar el dispositivo, lo que simplifica el proceso de implantación y reduce el trauma para el paciente.
La investigación sugiere que múltiples marcapasos podrían ser utilizados simultáneamente, mejorando la atención cardíaca. La versatilidad de esta tecnología abre nuevas posibilidades en medicina bioelectrónica, incluyendo aplicaciones en la reparación de nervios y huesos.
Aunque los marcapasos han ido reduciendo su tamaño y mejorando su diseño, todos requieren atención a largo plazo. El nuevo prototipo, aunque aún en fase experimental, representa un avance significativo, capaz de ser transportado y colocado en el corazón sin necesidad de cirugía adicional, pero su uso en humanos requerirá aún varios años de desarrollo y validación.
