La contaminación del aire puede causar cicatrices cardíacas, según estudio

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La contaminación ambiental puede afectar no solo los pulmones, sino también el corazón, el cerebro y hasta la fertilidad, y se estima que reduce la esperanza de vida mundial en más de 2 años, superando el impacto del tabaquismo.

Durante décadas, los riesgos de la contaminación del aire se han relacionado con enfermedades respiratorias y cáncer, pero un nuevo estudio sugiere que el daño podría estar ocurriendo aún más profundamente, directamente en el músculo del corazón. Investigadores de la Universidad de Toronto han demostrado que incluso niveles bajos de contaminación —los que muchas agencias consideran “seguros”— pueden inducir una forma de cicatrización del corazón conocida como fibrosis miocárdica difusa. Este hallazgo redefine nuestra comprensión sobre cómo el aire que respiramos afecta a la salud cardiovascular, incluso en personas sanas.

¿Qué descubrió el estudio?

Utilizando imágenes de resonancia magnética cardíaca (RMN), un equipo liderado por la doctora Kate Hanneman detectó que quienes estuvieron expuestos a mayores niveles de partículas finas contaminantes en el aire (conocidas como PM2.5) presentaban más señales de cicatrización en el tejido cardíaco. Esta fibrosis, aunque silenciosa, es un marcador temprano que puede preceder a la insuficiencia cardíaca. El estudio, publicado en la revista Radiology, incluyó a 694 personas: 201 participantes sanos y 493 pacientes con miocardiopatía dilatada (una enfermedad que debilita el corazón).

Lo más preocupante es que esta relación entre contaminación del aire y daño cardíaco fue evidente incluso en personas sin afecciones previas. Esto implica que respirar aire contaminado puede alterar la estructura del corazón lentamente, sin causar síntomas visibles en las primeras etapas.

¿Qué son las partículas PM2.5 y por qué son peligrosas?

Las partículas PM2.5 son diminutas —miden menos de 2.5 micrómetros de diámetro, unas 30 veces más pequeñas que el ancho de un cabello humano—, lo que les permite ingresar profundamente en los pulmones y luego al torrente sanguíneo. Provienen de fuentes comunes como:

  • Gases de escape de automóviles
  • Humo de incendios forestales
  • Emisiones de fábricas y plantas de energía
  • Quema de biomasa (leña, carbón, residuos)

Una vez dentro del cuerpo, estas partículas pueden provocar inflamación sistémica, estrés oxidativo y daño a los vasos sanguíneos y órganos, incluido el corazón.

¿A quién afecta más este tipo de daño?

Aunque el estudio mostró afectación generalizada, algunos grupos fueron más vulnerables:

  • Mujeres: Se observó una mayor asociación entre exposición a PM2.5 y fibrosis cardíaca en mujeres, aunque se desconocen las razones exactas. Puede deberse a factores hormonales o a diferencias en la estructura del corazón y vasos sanguíneos.
  • Fumadores: El daño fue más pronunciado en fumadores, probablemente por la combinación de toxinas del tabaco y contaminantes ambientales.
  • Personas con hipertensión: Ya que la presión arterial alta hace que el corazón trabaje más, la exposición adicional a la contaminación podría exacerbar el proceso de cicatrización.

¿Qué es la fibrosis miocárdica y por qué importa?

La fibrosis miocárdica ocurre cuando el tejido del corazón empieza a endurecerse o “cicatrizarse”, perdiendo su flexibilidad natural. Esto reduce la capacidad del músculo para contraerse y relajarse adecuadamente, afectando la capacidad de bombeo del corazón. Con el tiempo, puede progresar hacia una insuficiencia cardíaca, arritmias o muerte súbita, especialmente si no se detecta ni trata a tiempo.

Lo más alarmante es que este proceso puede comenzar de forma silenciosa, sin síntomas evidentes durante años.

¿Qué implicaciones tiene este estudio para la salud pública?

Uno de los mensajes más importantes del estudio es que no hay un nivel “seguro” de exposición a la contaminación del aire. Aunque los pacientes estudiados vivían en zonas con niveles de contaminación por debajo de los límites legales, aún así desarrollaron cambios estructurales en el corazón. Esto sugiere que los estándares internacionales podrían no ser lo suficientemente protectores, especialmente para personas con factores de riesgo.

Según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación del aire causa más de 7 millones de muertes prematuras cada año, muchas de ellas por enfermedades cardiovasculares. Este estudio añade nueva evidencia de cómo ese daño puede comenzar mucho antes de que aparezcan síntomas clínicos.

¿Qué se puede hacer desde la medicina y desde casa?

A nivel médico, estos hallazgos abren la puerta a incorporar el historial de exposición a la contaminación como parte de la evaluación del riesgo cardiovascular. Los profesionales de la salud podrían usar estos datos para recomendar medidas preventivas personalizadas y usar tecnologías como la resonancia magnética cardíaca para identificar pacientes en riesgo temprano.

A nivel personal, algunas estrategias para reducir la exposición incluyen:

  • Evitar el ejercicio al aire libre en días con mala calidad del aire
  • Usar purificadores de aire en casa, especialmente en zonas urbanas
  • Utilizar mascarillas con filtro (N95 o similar) si se trabaja en exteriores
  • Apoyar políticas públicas que reduzcan las emisiones contaminantes

Respirar aire contaminado no solo afecta los pulmones: también puede dejar cicatrices invisibles en el corazón. Este nuevo estudio demuestra que incluso niveles bajos de contaminación pueden tener efectos sutiles pero importantes sobre la salud cardíaca, aun en personas sin factores de riesgo aparentes. Al visibilizar este vínculo, la ciencia pone en nuestras manos una poderosa herramienta de prevención.

A medida que la medicina incorpora tecnologías de imagen avanzadas para detectar daños invisibles, también será fundamental apostar por políticas ambientales más estrictas y por un mayor compromiso de la población con la salud del aire que respiramos. Porque cuidar el aire es, literalmente, cuidar el corazón.

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