Por primera vez en la historia, tejido testicular inmaduro que había sido criopreservado durante 16 años fue reimplantado en un hombre que había recibido tratamiento con quimioterapia en su infancia. Este avance ofrece una luz de esperanza para aquellos que enfrentan infertilidad como consecuencia de tratamientos agresivos contra el cáncer.
Conservación de la fertilidad en niños prepúberes
En los niños que deben someterse a tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia antes de la pubertad, existe la posibilidad de retirar y congelar tejido testicular de manera preventiva. Este tejido contiene células madre testiculares, que son precursoras de los espermatozoides. Estos tratamientos agresivos pueden destruir dichas células, causando infertilidad permanente en etapas posteriores de la vida.
En los niños prepúberes, el tejido testicular no produce espermatozoides aún, pero conserva las células madre necesarias para su futura producción. Al criopreservar este tejido, se abre la posibilidad de restaurar la fertilidad más adelante mediante un trasplante.
El primer trasplante en humanos
Investigadores de la Vrije Universiteit Brussel y del centro Brussels IVF reintrodujeron fragmentos de tejido testicular en un hombre que había recibido quimioterapia en su infancia, lo que había afectado negativamente su fertilidad. Este procedimiento forma parte de un proyecto financiado por la Research Foundation Flanders (FWO) y la VUB, cuyo objetivo es evaluar si este trasplante puede restaurar efectivamente la fertilidad.
El trasplante consiste en introducir cuatro fragmentos de tejido en el testículo y cuatro en el escroto. La técnica busca que el cuerpo del paciente produzca espermatozoides de forma autónoma. Durante un año posterior al trasplante, el paciente será monitoreado a través de análisis de sangre, estudios hormonales, ecografías y muestras de semen cada tres meses para buscar evidencia de espermatozoides.
Dado que los fragmentos trasplantados no están conectados directamente al conducto espermático, los investigadores no esperan que los espermatozoides aparezcan naturalmente en el semen. Si el paciente decide tener hijos, será necesario recurrir a tecnologías de reproducción asistida (TRA).
Evaluación del procedimiento
Después de un año, los fragmentos de tejido trasplantado serán removidos y analizados para verificar si están produciendo espermatozoides. Además, se extraerá una pequeña muestra de otra parte del testículo para determinar si el trasplante estimuló la producción en otras áreas. Esto proporcionará información clave sobre la eficacia del procedimiento.
La Dra. Veerle Vloeberghs, del Brussels IVF, destacó: “Este es un paso importante en la investigación científica para preservar la fertilidad de niños con cáncer o enfermedades sanguíneas. Aunque no podemos garantizar el éxito del procedimiento, esta opción brinda esperanza a estos jóvenes adultos.”
Implicaciones a largo plazo
La infertilidad es uno de los efectos secundarios más frecuentes y devastadores de la quimioterapia y radioterapia, especialmente en niños que aún no han alcanzado la pubertad. Desde 2002, el hospital UZ Brussel fue pionero al iniciar un programa clínico de preservación de la fertilidad para niños con cáncer o enfermedades relacionadas. Hasta la fecha, se han congelado fragmentos de tejido testicular de 141 niños, preservados en nitrógeno líquido a -196 °C.
El profesor Ellen Goossens, líder del grupo de investigación “Biología del Testículo”, explicó: “Hemos desarrollado métodos para la criopreservación y el trasplante en animales que ahora hemos adaptado para humanos. También trabajamos en una metodología para producir espermatozoides fértiles in vitro, lo que podría ser una alternativa válida en casos de detección de células cancerosas en el tejido o en otras formas de infertilidad.”
Un futuro prometedor para pacientes oncológicos con problemas de fertilidad
El trasplante de tejido testicular representa una posibilidad emocionante para preservar la fertilidad de niños sometidos a tratamientos agresivos contra el cáncer. Aunque aún es una técnica en investigación, ofrece una esperanza tangible para aquellos que enfrentan infertilidad debido a terapias que salvan vidas. Este avance científico es un recordatorio del impacto positivo que la investigación médica puede tener en la calidad de vida a largo plazo.