Retos del Sistema de Salud de Puerto Rico para la administración entrante

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El Dr. Hilton Franqui Rivera, es especialista en electrofisiología cardiaca, catedrático asociado de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas y director de la Sección de Electrofisiología Cardiaca del Hospital Pavía Santurce.

Por: Hilton Franqui Rivera, MD

El sistema de salud de Puerto Rico ha enfrentado grandes retos en los pasados años, viéndose particularmente afectado por la fuga de especialistas y subespecialistas, la cual se ha agravado durante los pasados siete años. Debido a que la salud, la educación y la seguridad son los aspectos más importantes que todo gobierno debe asegurar a sus constituyentes, es menester que la administración entrante se comprometa con subsanar las carencias de nuestro sistema de salud y trabajar para mejorar las condiciones del mismo, asegurando así un futuro saludable para la población puertorriqueña.

Aunque los motivos para la emigración de médicos son múltiples, no cabe duda que las condiciones laborales, específicamente la manera unilateral en que las aseguradoras toman decisiones que afectan el cuidado médico y las dificultades que le imponen al personal médico es uno de los factores de mayor peso en esta crisis salubrista. Muchos de los médicos que  emigran lo hacen buscando condiciones de trabajo favorables, lo cual incluye no sólo una paga razonable por el nivel de adiestramiento y responsabilidad que requiere su trabajo especializado, sino retirar el aspecto de lidiar directamente con las aseguradoras, pues al ser empleado de un sistema el médico ya no tiene que preocuparse de denegaciones de pago por servicios que han sido prestados ni de las barreras que imponen las aseguradoras a la salud. Por tal motivo, una de las necesidades más grandes que debe atender la administración entrante es que se regulen las aseguradoras de modo que los profesionales de la salud se puedan preocupar de lo que queremos hacer: proveer cuidado médico de alta calidad. 

Deben, además, facilitar que especialistas de difícil reclutamiento permanezcan o regresen a la Isla. Por ejemplo, actualmente en Puerto Rico hay una escasez grave de cirujanos cardiotorácicos y la mayoría de los que actualmente laboran en la Isla, se encuentran próximos al retiro. Esto implica que -de no atender este asunto ahora- Puerto Rico podría carecer de este vital servicio dentro de los próximos años. Es importante señalar que la carencia de cirujanos cardiotorácicos no sólo afecta esta especialidad, sino otras que dependemos de la presencia de la misma, tal como la cardiología intervencional y la electrofisiología. Una iniciativa que sugiero debe atender el gobierno entrante es que se proporcionen los medios a la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico para crear un programa de adiestramiento en esta especialidad. De manera similar, se deben trabajar otras especialidades y servicios que actualmente son muy escasos, como por ejemplo especialistas en apoplejías cerebrales (“stroke”) para el manejo rápido y efectivo de esta condición. En Puerto Rico hay actualmente un solo centro de “Stroke,” lo que implica que el porcentaje de la población que se puede beneficiar de un tratamiento óptimo de esta grave condición es muy bajo.

Por último, pero no menos importante, la administración entrante debe fortalecer el Centro Médico de Puerto Rico. Este es el hospital supraterciario de la Isla, donde se atienden los casos más complicados. Sin embargo, es de todos conocidas las carencias del centro. Es de admirar la dedicación y el compromiso de los profesionales de la salud que allí laboran, pues lo que logran hacer dentro de la limitación de recursos es simplemente asombroso. Es responsabilidad del gobierno, a través del Departamento de Salud, asegurar que este centro cuente con las facilidades más avanzadas, el número adecuado de profesionales de la salud y la disponibilidad de equipos y medicamentos que así merece.

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