Aunque menos adolescentes estadounidenses dicen vapear nicotina que hace cuatro años, quienes lo hacen parecen estar más enganchados. Un nuevo estudio reveló que el vapeo diario se duplicó entre 2020 y 2024, y que también aumentaron los intentos fallidos de dejar el hábito.
El análisis, publicado a partir de datos del programa nacional Monitoring the Future (MTF), incluyó a 115.191 estudiantes de octavo, décimo y duodécimo grado de todo Estados Unidos.
Según los resultados, el vapeo de nicotina en los últimos 30 días disminuyó, pero entre los que seguían vapeando, el consumo diario pasó del 15 % al 29 %. Además, los intentos frustrados por dejar de vapear crecieron del 28 % al 53 % en el mismo periodo.
Una adicción más fuerte y difícil de revertir
Los investigadores señalan que esta tendencia podría indicar que los jóvenes consumidores actuales son una población más dependiente de la nicotina y más resistente a los tratamientos de cesación.
El estudio también halló diferencias importantes entre grupos:
- Los jóvenes rurales mostraron el mayor aumento en el vapeo diario (de 16 % a 42 %).
- Las mujeres negras no hispanas y los jóvenes que consumen cannabis o tabaco mantuvieron tasas de vapeo más altas y más estables que otros grupos.
Más allá de las cifras
Los autores sugieren que, aunque las campañas contra el vapeo han tenido éxito parcial en reducir el número total de usuarios, los que permanecen activos pueden haber desarrollado una mayor dependencia química. Esto se refleja en la dificultad para abandonar el vapeo, incluso entre quienes intentan hacerlo.
Los especialistas piden reforzar la educación preventiva en colegios y redes sociales, así como nuevas estrategias de tratamiento adaptadas a adolescentes con dependencia a la nicotina. También subrayan la necesidad de regular la disponibilidad y el atractivo de los dispositivos electrónicos, especialmente aquellos con sabores que atraen a menores.
El estudio concluye que los profesionales de la salud y los responsables de políticas públicas deben reconocer que el perfil del vapeador joven está cambiando: menos numerosos, pero más adictos y con mayores dificultades para dejarlo.
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