Una nueva prueba rápida desarrollada por la Universidad Northwestern promete cambiar por completo la forma en que se detecta la hepatitis C. Se trata de un test PCR capaz de identificar el virus en solo 15 minutos , el método más rápido hasta ahora, lo que abre la puerta a diagnósticos inmediatos y tratamientos iniciados el mismo día, un paso clave para avanzar hacia la eliminación global del VHC.
El virus de la hepatitis C aún afecta a cerca de 50 millones de personas en el mundo y causa más de 240.000 muertes anuales, en su mayoría relacionadas con cirrosis y cáncer de hígado. Aunque la infección es curable en pocas semanas, el acceso al diagnóstico sigue siendo una de las principales barreras. En muchos centros, la confirmación mediante PCR tarda días o incluso semanas, retrasando el inicio del tratamiento y favoreciendo la progresión de la enfermedad.
El nuevo test cambia esa realidad. Fue desarrollado utilizando la plataforma DASH®, originalmente diseñada para detectar COVID-19. Los investigadores demostraron que este sistema podía adaptarse para procesar muestras de sangre completa y detectar el ARN viral del VHC de forma rápida y precisa. Para validar el método, enviaron equipos y cartuchos a especialistas de Johns Hopkins, quienes analizaron 97 muestras clínicas y reportaron un acuerdo del 100% con las plataformas de diagnóstico tradicionales, confirmando su fiabilidad.
Según Sally McFall, codirectora del Centro de Innovación en Tecnologías de Salud Global de Northwestern, la prueba podría permitir “el diagnóstico y el tratamiento en una misma visita clínica”, algo esencial para alcanzar la meta de la OMS de eliminar el VHC hacia 2030. La rapidez también hace que la prueba sea compatible con entornos de atención primaria y escenarios de recursos limitados, donde las largas esperas para la PCR suelen impedir la continuidad del cuidado.
El contexto actual lo deja aún más claro. Hoy, el diagnóstico de hepatitis C requiere dos pasos: una prueba de anticuerpos y, si resulta positiva, una PCR confirmatoria que con frecuencia debe enviarse a un laboratorio externo. Incluso la prueba rápida aprobada por la FDA todavía necesita entre 40 y 60 minutos, un tiempo que supera la duración promedio de una consulta. Reducir ese proceso a 15 minutos representa una diferencia decisiva.
Para la infectóloga Claudia Hawkins, coautora del estudio, el impacto potencial es enorme: “Esta prueba podría revolucionar la atención del VHC al mejorar drásticamente el diagnóstico y permitir que más personas accedan al tratamiento antes de perderse en el sistema”. La combinación de velocidad, precisión y portabilidad podría convertirse en una herramienta clave para salvar vidas y reducir las complicaciones hepáticas asociadas a la infección no tratada.
El estudio completo, que detalla el desarrollo y validación del test, será publicado el 10 de diciembre en The Journal of Infectious Diseases.Nota original: AQUÍ









