Un amplio estudio de cohorte poblacional revela que el uso de estrógenos vaginales en dosis bajas, un tratamiento considerado seguro y eficaz, sigue siendo limitado entre mujeres con síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) inscritas en Medicare en Estados Unidos.
La investigación, que analizó datos de más de 1,8 millones de beneficiarias de Medicare, encontró que solo el 9,0 % de las mujeres con un diagnóstico indicativo de SGM completaron una receta de estrógeno vaginal durante el seguimiento, en una mediana de 15 meses después del diagnóstico. El periodo de análisis abarcó desde 2006 hasta 2018 e incluyó a mujeres de 66 años o más con cobertura en las Partes A, B y D de Medicare.
El estudio, de diseño retrospectivo y basado en una muestra aleatoria del 20 % de los beneficiarios con pago por servicio, excluyó a pacientes con diagnósticos recientes de cáncer de mama o endometrio. El seguimiento mediano fue de ocho años, lo que permitió observar patrones de prescripción a largo plazo.
Los resultados muestran diferencias significativas según la edad, el estado de salud y el tipo de síntomas asociados al SGM. Las mujeres de mayor edad tuvieron menos probabilidades de surtir una receta de estrógeno vaginal: aquellas mayores de 86 años presentaron una probabilidad significativamente menor en comparación con el grupo de 66 a 70 años.
De igual forma, las pacientes con mayor carga de comorbilidades, medida a través del Índice de Comorbilidad de Charlson, también registraron tasas más bajas de uso.
Al analizar los distintos perfiles clínicos del SGM, las mujeres con infecciones urinarias recurrentes fueron las menos propensas a recibir estrógenos vaginales. En contraste, aquellas con síntomas vulvovaginales (como sequedad o atrofia) y las que presentaban múltiples manifestaciones del síndrome mostraron la mayor probabilidad de completar una prescripción.
Los autores concluyen que, pese a la disponibilidad de una terapia eficaz, la mayoría de las mujeres con síntomas de SGM, incluyendo dispareunia, atrofia vulvovaginal e infecciones urinarias recurrentes, no acceden al tratamiento con estrógenos vaginales.
El estudio destaca la necesidad de fortalecer la educación tanto de pacientes como de profesionales de la salud, así como de revisar los esquemas de codificación diagnóstica para reflejar de manera más completa el espectro de síntomas del SGM.
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