Desigualdad socioeconómica y contaminación aceleran el envejecimiento cerebral, según estudio

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El estudio destaca lo necesario que es abordar el envejecimiento cerebral desde una perspectiva global y equitativa. Foto: archivo.

Un reciente estudio publicado en Nature Medicine revela que factores como la contaminación ambiental, las desigualdades socioeconómicas y el acceso limitado a la salud influyen significativamente en el envejecimiento cerebral. 

Esta investigación internacional, liderada por el neurocientífico argentino Agustín Ibáñez, del Instituto BrainLat (Chile), aplicó técnicas de inteligencia artificial para analizar resonancias magnéticas y electroencefalogramas (EEG) de más de 5000 personas de 15 países.

El estudio demuestra que las personas de países con mayores desigualdades, en particular en América Latina, muestran una aceleración en la «edad cerebral». Es decir, sus cerebros presentan un envejecimiento más rápido en comparación con personas de regiones más favorecidas, como el norte global. En promedio, este envejecimiento cerebral en América Latina es cinco años mayor que la edad cronológica de las personas, lo que implica un desgaste más acelerado debido a factores ambientales y estructurales.

Uno de los hallazgos más alarmantes es que la inequidad socioeconómica y la exposición a altos niveles de contaminación son predictores clave del envejecimiento cerebral acelerado. Este fenómeno afecta de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables, exacerbando las desigualdades en salud y bienestar. Además, se identificó que la inequidad de género también contribuye a un mayor envejecimiento cerebral en mujeres, debido a las barreras en el acceso a la salud y la educación.

El estudio, que incluye contribuciones de investigadores de renombre como Sebastián Moguilner y Sandra Báez, plantea que el «exposoma» —el conjunto de factores ambientales a los que estamos expuestos— juega un papel crucial en la velocidad del envejecimiento cerebral. 

Utilizando modelos de inteligencia artificial, los investigadores compararon la edad cerebral de personas sanas y de aquellas con afecciones neurodegenerativas, como el Alzheimer y la demencia frontotemporal, demostrando cómo las disparidades sociales impactan directamente en la salud cerebral.

Estos hallazgos demuestran la exigencia de políticas públicas que mitiguen los efectos de la desigualdad y la contaminación en la salud mental y cognitiva, con el fin de desacelerar el envejecimiento cerebral en las poblaciones más afectadas. Además, abre nuevas vías para el uso de la inteligencia artificial en la predicción y prevención de enfermedades neurodegenerativas.

El estudio destaca lo necesario que es abordar el envejecimiento cerebral desde una perspectiva global y equitativa, reconociendo que las condiciones estructurales y ambientales en las que las personas viven son factores determinantes en su salud cerebral a largo plazo. 

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