Desigualdades raciales persisten en las hospitalizaciones por parto en Estados Unidos.

nota sÁbado 6 pm
Dos tercios de los partos presentan alguna complicación médica; la anemia, la hipertensión y el consumo de sustancias son las más frecuentes, con mayor prevalencia en mujeres negras y nativas americanas.

“El 65,5 % de las hospitalizaciones por parto tuvo al menos una complicación identificada, y las diferencias entre grupos raciales son significativas”, señaló la Dra. Lindsay S. Womack, autora principal del estudio publicado en Obstetrics & Gynecology y liderado por el Centro Nacional de Prevención de Enfermedades Crónicas del CDC.

El análisis incluyó 6,8 millones de hospitalizaciones por parto entre 2018 y 2019 en mujeres de 12 a 55 años. Las complicaciones más comunes fueron anemia no hereditaria (19,5 %), trastornos hipertensivos del embarazo (12,5 %), obesidad (12 %) y uso de sustancias (12,5 %).

Los resultados muestran una brecha preocupante: las mujeres nativas americanas (74,9 %) y afroamericanas (73,4 %) tuvieron las tasas más altas de complicaciones, seguidas por las hispanas (67 %), mientras que las mujeres blancas presentaron el 63 % y las asiáticas, el 61 %. Además, el 15,5 % de las mujeres asiáticas o isleñas del Pacífico desarrolló diabetes gestacional, la cifra más alta entre todos los grupos.

Más del 17 % de las hospitalizaciones implicó tres o más complicaciones simultáneas, especialmente entre mujeres negras e indígenas, lo que refleja una mayor carga de riesgo clínico y social. Según los autores, estos hallazgos evidencian “diferencias estructurales en la calidad de la atención materna, el acceso a servicios prenatales y la exposición a factores de estrés social y económico”.

El estudio advierte que las disparidades raciales en salud materna están estrechamente ligadas a determinantes sociales como la pobreza, el racismo estructural y la falta de cobertura sanitaria. En EE. UU., la mortalidad materna de mujeres negras triplica la de las blancas, una tendencia que ha persistido durante las últimas dos décadas.

Los autores recomiendan fortalecer las políticas de salud pública para garantizar una atención obstétrica centrada en la persona, respetuosa y libre de sesgos, además de ampliar la educación prenatal, el acceso a control de la presión arterial y el manejo de anemia y obesidad en comunidades vulnerables.

“El embarazo sigue siendo más riesgoso para algunas mujeres por razones que nada tienen que ver con su biología”, concluye Womack. “Abordar estas inequidades es una responsabilidad urgente de todo el sistema sanitario.”

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