Un análisis expone las limitaciones del SNAP frente a dietas saludables

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El SNAP asiste mensualmente a más del 12% de la población estadounidense para garantizar el acceso a una alimentación básica.

Un estudio reciente evidenció una discrepancia entre las recomendaciones nutricionales y la capacidad económica de millones de personas en Estados Unidos: los beneficios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) no alcanzan para cubrir el costo de dietas reconocidas por su efectividad en la prevención de enfermedades crónicas, como la mediterránea y la DASH.

Este estudio, publicado en la revista Nutrients, utilizó el modelo de costos del propio gobierno estadounidense y demostró que, aunque el patrón alimentario de Harvard resulta asequible bajo el esquema actual, las otras dos dietas permanecen fuera del alcance económico de gran parte de los beneficiarios.

El SNAP y su modelo de referencia alimentaria

El SNAP asiste mensualmente a más del 12% de la población estadounidense para garantizar el acceso a una alimentación básica. Sin embargo, los beneficios se calculan a partir del Plan de Alimentos Económicos (TFP), un modelo que busca ofrecer una dieta equilibrada y de bajo costo, pero que ha sido cuestionado por priorizar la eficiencia económica sobre la calidad nutricional y la equidad.

Diversos expertos han señalado que este esquema asume condiciones poco realistas, como el acceso constante a productos frescos o el tiempo suficiente para cocinar desde cero, factores que limitan su aplicabilidad en contextos de bajos ingresos.

Los investigadores compararon tres modelos dietéticos: el Patrón de Alimentación Saludable de Harvard (HHEP), la dieta mediterránea (MED) y la dieta DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión). Todas cumplen con las guías nutricionales federales y están respaldadas por evidencia científica que demuestra su papel en la prevención de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

A través de un modelo económico ajustado a 15 grupos demográficos, el estudio calculó el costo diario de cada dieta en relación con los beneficios máximos del SNAP. Los resultados revelaron que, mientras la dieta de Harvard se mantiene dentro del presupuesto, las dietas MED y DASH superan los límites económicos en la mayoría de los casos.

Hallazgos: un déficit nutricional asociado a los costos

El análisis mostró que las dietas mediterránea y DASH son financieramente inalcanzables para los beneficiarios del SNAP con mayores requerimientos calóricos. En promedio, la dieta mediterránea excede el beneficio diario en $1.63, y la DASH en $2.37, llegando a superar el 50% del presupuesto asignado en algunos grupos de adultos jóvenes.

Esta disparidad ilustra lo que los autores denominan un “impuesto de la pobreza”, en el cual las poblaciones más vulnerables enfrentan barreras económicas para acceder a dietas saludables, a pesar de ser las más afectadas por enfermedades crónicas prevenibles.

Los autores advierten que los beneficios actuales del SNAP, calculados con base en precios de 2021, resultan insuficientes para cubrir dietas asociadas con una mayor esperanza de vida y mejor control metabólico. Además, advierten que los recortes presupuestales propuestos por el Congreso, que alcanzarían los 187 mil millones de dólares hasta 2034, podrían intensificar las desigualdades nutricionales existentes.

El estudio concluye que es urgente revisar los parámetros de cálculo del SNAP para incorporar el costo real de los alimentos y las necesidades calóricas de cada grupo poblacional. El acceso a una dieta saludable, subrayan los investigadores, no debería depender del nivel socioeconómico, sino ser una prioridad de salud pública respaldada por políticas equitativas y basadas en evidencia científica.

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