El nuevo marco europeo EASO redefine la obesidad más allá del IMC e impulsa un enfoque más temprano y preciso para su tratamiento.
Una nueva definición de obesidad, propuesta por la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO), podría aumentar significativamente el número de personas clasificadas con esta condición. De acuerdo con un estudio publicado el 7 de julio en Annals of Internal Medicine, aproximadamente uno de cada cinco adultos que anteriormente eran considerados con sobrepeso ahora serían diagnosticados con obesidad bajo este nuevo enfoque.
La propuesta busca ir más allá del índice de masa corporal (IMC), incorporando medidas de grasa abdominal y la presencia de complicaciones médicas, funcionales o psicológicas relacionadas con el exceso de peso.
Obesidad más allá del peso: un cambio necesario
Tradicionalmente, la obesidad se ha definido como un IMC igual o superior a 30. Sin embargo, el nuevo marco de la EASO redefine la enfermedad como un IMC ≥ 30, o un IMC entre 25 y < 30 acompañado de una proporción cintura-altura ≥ 0.5 y al menos una complicación relacionada con la obesidad.
“Incluso personas con ‘sobrepeso’ pueden estar viviendo con obesidad y tener mayor riesgo de complicaciones o mortalidad”, explicó el Dr. Dror Dicker, autor principal del estudio y jefe de la Clínica de Obesidad del Hospital Hasharon en Israel.
El nuevo criterio busca facilitar la detección temprana y el tratamiento efectivo, antes de que la enfermedad avance y cause deterioro de la salud.
El estudio, basado en datos del NHANES (1999-2018), analizó a más de 44,000 adultos estadounidenses. Bajo el nuevo criterio, el 18.8% de los adultos con IMC entre 25 y 30 fueron reclasificados como personas con obesidad.
Sorprendentemente, estas personas presentaban más comorbilidades que aquellas clasificadas con obesidad solo por IMC, incluyendo hipertensión (79.9%), artritis (33.2%), y enfermedades cardiovasculares (10.5%). A pesar de tener una apariencia corporal menos severa, su salud estaba más comprometida.
¿Diagnóstico más preciso o cambio sin impacto real?
Aunque la nueva clasificación identifica a personas con mayor carga de enfermedad, no necesariamente mejora la predicción de mortalidad. Los investigadores encontraron que quienes fueron reclasificados según el criterio EASO sí tienen mayor riesgo de muerte comparado con personas de peso normal sin comorbilidades (HR 1.50), pero menor que quienes ya tenían obesidad por IMC o comorbilidades graves.
Para la Dra. Geltrude Mingrone, miembro de The Lancet Commission, estos resultados reflejan un reto, “La redefinición es útil para identificar morbilidad, pero no mejora significativamente la predicción de mortalidad respecto al IMC tradicional. Esto cuestiona su utilidad clínica y de salud pública”.
Expertos advierten que el cambio de paradigma aún enfrenta grandes obstáculos. La Dra. Donna Ryan, experta en obesidad en EE.UU., señala que muchos consultorios ni siquiera cuentan con cintas métricas para medir la cintura, mucho menos con herramientas como escáneres DEXA o antropometría digital, que permitirían una evaluación más precisa del tejido graso central.
“Estamos en la era digital y seguimos diagnosticando obesidad como en el siglo pasado”, subrayó Ryan.
Además, persiste una falta de diagnóstico y tratamiento en atención primaria, donde el IMC está disponible, pero no se utiliza regularmente para codificar ni tratar la obesidad.
La nueva definición de obesidad de la EASO visibiliza a millones de personas con complicaciones asociadas al exceso de grasa, aunque plantea retos sobre su implementación, relevancia clínica y el riesgo de que los nuevos criterios no se traduzcan en mejores resultados de salud si no se integran en estrategias más amplias de prevención y tratamiento.