La desnutrición en adultos mayores es un problema de salud que puede afectar su calidad de vida. La Dra. Rosaly Cartagena, nutricionista, psicóloga y pasada presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Puerto Rico, explica que “con la edad se producen cambios en el gusto, el olfato y el apetito, lo que puede llevar a una ingesta insuficiente de calorías, vitaminas y proteínas”.
Además, menciona que “factores como la soledad, la falta de compañía o problemas de salud pueden influir en la pérdida del apetito y el estado nutricional de los adultos mayores”.
Según la Asociación Americana de Personas Jubiladas (AARP, por sus siglas en inglés), aproximadamente 1 de cada 4 adultos mayores en Estados Unidos padece o está en riesgo de desnutrición, de acuerdo con un estudio publicado en BMC Medicine en 2023.
Entre los principales signos de alerta se encuentran la pérdida de peso, la disminución de masa muscular, la resequedad en la piel y cambios en la textura del cabello.
Para incentivar una mejor ingesta de nutrientes, la Dra. Cartagena recomienda:
- “Ofrecer comidas en porciones más pequeñas pero frecuentes, para evitar la sensación de saciedad temprana y asegurar un mejor consumo de nutrientes”.
- “Hacer que los platos sean visualmente atractivos, con variedad de colores y texturas, ya que esto puede despertar el interés por los alimentos”.
- “En casos donde el apetito sigue siendo bajo, el uso de suplementos nutricionales puede ser una opción, siempre bajo la supervisión de un médico”.
La AARP también destaca algunas estrategias clave para mejorar la nutrición en adultos mayores:
- Trabajar con un especialista en nutrición que pueda diseñar un plan adaptado a las necesidades del adulto mayor.
- Revisar los medicamentos para identificar posibles efectos secundarios que afecten el apetito o la absorción de nutrientes.
- Aumentar la cantidad de comidas al día, incorporando grasas saludables, proteínas y refrigerios ricos en nutrientes como frutos secos, yogur y queso.
- Reemplazar el agua con bebidas más calóricas como batidos, leche entera o jugos 100% naturales.
- Adaptar la alimentación a posibles dificultades para masticar o tragar, optando por dietas blandas o trituradas cuando sea necesario.
- Fomentar la socialización en las comidas para mejorar el bienestar emocional y estimular el apetito.
Finalmente, la Dra. Cartagena destaca que “cuidar la alimentación y el bienestar emocional desde temprana edad es clave para garantizar una mejor calidad de vida en la vejez”.