Eczema y psoriasis no están tan separados: revelan su cruce biológico oculto

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Dermatitis atópica y psoriasis comparten más de lo que pensamos: rutas inmunológicas, barreras cutáneas y microbioma se solapan en un continuo más que en enfermedades independientes.

“Acumulando evidencia sugiere un amplio solapamiento entre dermatitis atópica (AD) y psoriasis (PSO) en vías inmunitarias, metabolismo y microbioma”, indican Mengmeng Li y colaboradores del Hospital Universitario West China y el Centro de Enfermedades Raras, al revisar nuevas pruebas que desafían la visión tradicional de estas enfermedades como completamente distintas.

El artículo analiza mecanismos inmunológicos donde AD, típicamente mediado por Th2, también muestra marcado involucramiento de Th17/IL-23 en casos severos o resistentes; mientras PSO, conocido por su perfil Th1/Th17, revela ocasional actividad de vías Th2. Este entrelazamiento sugiere que no siempre es válida la dicotomía clásica de AD vs PSO.

Una característica compartida importante es la disfunción de la barrera cutánea: mutaciones en el gen filaggrin, pérdida de proteínas de membrana, alteraciones en queratinocitos, que aparecen tanto en AD como, en ciertos casos mixtos, en PSO. Además, la colonización microbiana (como Staphylococcus aureus) y la alteración del microbioma intestinal y cutáneo contribuyen a inflamación crónica en ambas condiciones.

Los autores también revisan estudios que demuestran susceptibilidad genética compartida: loci que predisponen a AD también están presentes en PSO, con efectos que varían en dirección y magnitud, lo que refuerza la hipótesis de un espectro de enfermedades inflamatorias de la piel más que entidades completamente separadas.

Clínicamente, se documentan casos de pacientes con características mixtas, denominados “psoriasis dermatitis” (PD). Estos individuos pueden tener brotes alternados o simultáneos de lesiones atópicas y psoriásicas, lo que dificulta el diagnóstico puramente clínico, histopatológico o incluso terapéutico sin herramientas moleculares.

En cuanto al tratamiento, se menciona que algunos biologics y terapias dirigidas (inhibidores de IL-17, IL-23; agonistas de receptores AhR; inhibidores de JAK o PDE4) podrían ser útiles en casos mixtos, pero los autores llaman urgencia para definir criterios diagnósticos estandarizados y estudios clínicos que prueben estrategias terapéuticas específicas para PD.

En conclusión, esta revisión invita a repensar cómo entendemos y tratamos dermatitis atópica y psoriasis: más que dos entidades separadas, podríamos estar frente a extremos de un continuo inflamatorio cutáneo, lo que exige diagnósticos más precisos, personalización en terapias y mayor investigación sobre su intersección.

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