“La salud cardiovascular en Puerto Rico y Latinoamérica podría transformarse en los próximos años gracias a la reducción significativa en los costos de medicamentos esenciales”, así lo afirmó el Dr. Luis Renta, presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, quien destacó que, para el año 2026, medicamentos clave para la fibrilación atrial y el fallo cardíaco podrían pasar de costar entre $500 y $600 a aproximadamente $125.
«Esto facilitará que los médicos podamos proteger mejor a nuestros pacientes. Muchos han tenido que interrumpir sus tratamientos debido al alto costo de los medicamentos, lo que ha aumentado el riesgo de eventos graves como derrames cerebrales», explicó el Dr. Renta en entrevista exclusiva con PHL.
Además de la fibrilación atrial y el fallo cardíaco, el acceso a medicamentos para la diabetes también mejorará. «Estos fármacos no solo controlan el azúcar en la sangre, sino que también protegen el corazón y los riñones, lo que podría reducir significativamente las complicaciones en estos pacientes», añadió.
A pesar de estas buenas noticias, el especialista alertó sobre la disminución de cirujanos cardiotorácicos en la isla, una situación que pone en riesgo la disponibilidad de procedimientos críticos para los pacientes cardíacos. «Es una especialidad compleja, con muchos años de estudio y una carga laboral intensa, lo que ha hecho que cada vez menos profesionales opten por ella. Necesitamos incentivar la formación de nuevos especialistas para asegurar el futuro de la atención cardiovascular en Puerto Rico«, subrayó.
El Dr. Renta también enfatizó la importancia de la prevención y el control de factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo. «La enfermedad cardiovascular es la causa de muerte más común en el mundo. No podemos seguir ignorando el impacto del sobrepeso, la mala alimentación y el sedentarismo. Hay que actuar antes de que sea demasiado tarde».
Con estos cambios en el acceso a medicamentos y la necesidad de mayor educación sobre la prevención, los próximos años podrían marcar un punto de inflexión en la salud cardiovascular en Puerto Rico. «El futuro se ve brillante, pero debemos seguir trabajando para mejorar el acceso a la atención y concienciar a la población sobre la importancia de cuidarse», concluyó el Dr. Renta.