El hallazgo casual de un aneurisma aórtico en una joven de 25 años

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Este diagnóstico se vio reforzado por los antecedentes familiares de la paciente.

Lo que comenzó como una visita al servicio de urgencias por síntomas de una infección respiratoria, terminó en el diagnóstico de un aneurisma aórtico torácico ascendente y una válvula aórtica bicúspide en una mujer de 25 años. 

Este caso resalta la importancia de la detección incidental en el diagnóstico de condiciones médicas serias que, de otro modo, podrían pasar desapercibidas.

La paciente, quien gozaba de buena salud, acudió al hospital por dos días de dificultad para respirar y fiebre baja. Una tomografía computarizada (TC) de angiografía pulmonar, realizada para descartar una embolia pulmonar, no mostró anomalías en sus pulmones. Sin embargo, reveló un hallazgo inesperado: una dilatación de 4.2 cm en la aorta ascendente.

Un mes después, en la clínica de cardiología, un ecocardiograma transtorácico (ETT) confirmó el hallazgo, mostrando un aneurisma aórtico ascendente de 4.3 cm. 

El ETT también identificó una válvula aórtica bicúspide (VAB), una condición congénita en la que la válvula aórtica tiene sólo dos valvas en lugar de las tres habituales. Afortunadamente, no se encontraron signos de estenosis o regurgitación en la válvula.

Este diagnóstico se vio reforzado por los antecedentes familiares de la paciente. Su padre había sido sometido a una cirugía de reparación por una disección de la aorta ascendente a los 60 años, lo que sugiere una posible predisposición genética a estas afecciones.

Este caso sirve como un recordatorio educativo para los profesionales de la salud sobre la importancia de la exploración exhaustiva y el seguimiento de hallazgos incidentales en estudios de imagen. 

A través de un diagnóstico preciso y oportuno, la paciente puede recibir el manejo médico adecuado para prevenir complicaciones graves, como la ruptura o la disección aórtica.

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