El café, una bebida que despierta los sentidos y es parte del día a día de mil millones de personas en el mundo, ha sido objeto de estudio por un grupo de investigadores liderados por el Dr. F. Perry Wilson de la Yale School of Medicine.
En un nuevo y exhaustivo artículo publicado en el Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, se exploran las conexiones entre el consumo de café, té y cafeína, y los riesgos cardiometabólicos asociados.
Históricamente, se ha creído que los placeres de la vida suelen tener un costo para la salud, sin embargo, el café podría estar desafiando esta noción. Un metanálisis de 2013 ya reveló que el consumo moderado de café (aproximadamente de 3 a 5 tazas al día) se relaciona con una reducción del 15% en el riesgo de enfermedades cardiovasculares en comparación con aquellos que no consumen café.
Este nuevo estudio busca desentrañar cómo los variados componentes del café, que incluyen fenoles y ácidos clorogénicos, y no solo su contenido de cafeína, pueden contribuir a sus beneficios saludables.
Utilizando los datos del UK Biobank, que incluye información biométrica y médica de más de medio millón de participantes, los investigadores han buscado no solo correlaciones, sino entender los mecanismos detrás de los efectos del café en la salud. Este ambicioso trabajo resalta la necesidad de mirar más allá de la cafeína sola y considerar el cóctel de compuestos que el café ofrece.
El mensaje es claro: el café podría no solo ser una de las fuentes de cafeína más comunes, sino también un aliado en la búsqueda de una vida más saludable. Dada la evolución de la investigación en este ámbito, sigue siendo crucial estar al tanto de los nuevos hallazgos que amplían nuestra comprensión del papel del café en la salud cardiometabólica.