Estamos frente a una revolución. La inteligencia artificial ya no es el futuro, es el presente: infectólogo

fotos profesionales artes web (20)
Dr. Edison Cano, infectólogo, durante la Convención Anual de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico junto a la periodista Mayra Acevedo.

En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una realidad cotidiana en muchos ámbitos, incluyendo la medicina. Esta tecnología, que imita ciertos procesos del pensamiento humano mediante algoritmos informáticos, ha comenzado a integrarse en el campo de las enfermedades infecciosas, transformando la forma en que se diagnostican, se previenen y se tratan estos padecimientos.

Durante la Convención Anual de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico, el Dr. Edison Cano, infectólogo, compartió su visión sobre el presente y el futuro de la inteligencia artificial en su especialidad. “Estamos frente a una revolución. La IA se está utilizando para detectar enfermedades más rápido, desarrollar nuevos medicamentos, y hasta optimizar el uso de antibióticos”, explicó el Dr. Cano.

En términos sencillos, la IA puede procesar enormes cantidades de datos médicos —mucho más de lo que un ser humano podría analizar en tiempo razonable— y encontrar patrones que ayudan a predecir infecciones o seleccionar tratamientos más efectivos. Esta capacidad la convierte en una herramienta ideal para hacer frente a amenazas como pandemias o la resistencia a los antibióticos, un problema creciente a nivel mundial.

¿Aliado o amenaza para el profesional de la salud?

Uno de los temores frecuentes sobre la IA es la posibilidad de que reemplace a los médicos. Sin embargo, el Dr. Cano tranquiliza al respecto: “Estamos todavía muy lejos de que una inteligencia artificial pueda sustituir al juicio clínico de un médico. Por ahora, su función principal es de apoyo, como una especie de copiloto que nos ayuda a tomar decisiones mejor informadas”.

Además, aunque ya existen comparaciones entre el desempeño de sistemas de IA y médicos en tareas específicas, como interpretar imágenes o diagnosticar ciertas infecciones, los resultados muestran que estas tecnologías aún necesitan mucho entrenamiento para alcanzar niveles comparables a la experiencia humana.

Una de las aplicaciones más prometedoras que mencionó el Dr. Cano es el descubrimiento de nuevas moléculas antimicrobianas, es decir, futuros antibióticos, utilizando modelos de IA. Esto es crucial para combatir la resistencia bacteriana, uno de los mayores desafíos actuales en salud pública.

Por otro lado, los sistemas de “vigilancia epidemiológica inteligente” están siendo diseñados para predecir brotes de enfermedades antes de que se expandan, analizando datos de distintas partes del mundo en tiempo real. Esta capacidad de anticipación puede marcar la diferencia entre contener una enfermedad o enfrentar una pandemia global.

Ética, personalización y el futuro de la formación médica

Aunque los beneficios de la inteligencia artificial son claros, también existen retos éticos que deben ser abordados. Uno de ellos es la privacidad de los datos de los pacientes. Como explicó el Dr. Cano, es esencial garantizar que la información médica utilizada para alimentar los algoritmos esté debidamente protegida y que los sistemas sean transparentes sobre qué datos procesan.

Otro aspecto importante es el uso de IA en investigaciones científicas y publicaciones médicas. “Hoy día se exige que los artículos académicos declaren si se usó o no inteligencia artificial para su redacción o análisis de datos. Eso es parte de la transparencia que se espera en ciencia”, afirmó.

En cuanto a la medicina personalizada, la IA promete revolucionar este campo ajustando tratamientos según características individuales como edad, peso, historial clínico o incluso la respuesta inmunológica. Un ejemplo concreto sería ajustar la dosis de un antibiótico con base en el perfil específico de un paciente, algo que actualmente es poco frecuente en muchos hospitales.

Desde un punto de vista económico, el uso inteligente de la IA puede optimizar recursos, reducir errores médicos, evitar el uso innecesario de medicamentos y, por tanto, reducir costos en los sistemas de salud. Por eso, muchos gobiernos y hospitales ya están apostando por su implementación.

Finalmente, el Dr. Cano ofreció un consejo claro a los nuevos profesionales de la salud: “La inteligencia artificial ya no es el futuro, es el presente. Lo mejor que podemos hacer es familiarizarnos con sus fundamentos, entender cómo funciona y pensar en cómo integrarla a nuestro trabajo clínico. Incluso en la formación académica, deberíamos incluir estos conocimientos. Si la hubiéramos tenido durante nuestros años de estudio, nos habría ahorrado muchas noches en vela”.

Últimos artículos