Investigadores de KAIST descubren un “pseudosinapsis” entre células hepáticas dañadas y células inmunes que desencadena inflamación y muerte celular. El hallazgo podría mejorar el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis alcohólica.
Un reciente estudio liderado por la Universidad KAIST (Corea del Sur) ha identificado una nueva vía molecular que explica cómo el consumo excesivo de alcohol puede desencadenar daño hepático severo. El hallazgo revela que las células del hígado dañadas por el alcohol interactúa directamente con células inmunitarias residentes, generando una respuesta inflamatoria que puede derivar en cirrosis y falla hepática.
¿Qué descubrieron los investigadores?
El equipo dirigido por el profesor Won-Il Jeong, en colaboración con el Hospital Boramae de la Universidad Nacional de Seúl, encontró que el consumo crónico de alcohol provoca un aumento en la expresión del transportador vesicular de glutamato VGLUT3. Esto genera una acumulación de glutamato en los hepatocitos (células del hígado), que tras episodios de consumo excesivo (binge drinking) se libera al medio extracelular.
Este glutamato activa los receptores mGluR5 en las células inmunes del hígado, conocidas como células de Kupffer, lo que desencadena la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS). Este proceso inflamatorio lleva a la muerte celular y al avance de enfermedades como la esteatohepatitis alcohólica (ASH).
Uno de los descubrimientos más revolucionarios del estudio es la formación de una estructura llamada pseudosinapsis entre los hepatocitos dañados y las células de Kupffer. Este contacto físico y funcional, antes considerado exclusivo del cerebro, permite el intercambio directo de señales entre ambas células, desencadenando respuestas inmunitarias.
“Esta interacción demuestra que el hígado no solo sufre pasivamente los efectos del alcohol, sino que intenta activamente enviar señales para defenderse y regenerarse”, señaló el profesor Jeong.
¿Qué implicaciones tiene esto para la salud?
Los investigadores demostraron en modelos animales que inhibir genéticamente o mediante fármacos las moléculas clave del proceso (VGLUT3, mGluR5 o la enzima NOX2) reduce el daño hepático inducido por el alcohol. Además, al analizar muestras humanas, confirmaron que este mismo mecanismo está presente en pacientes con enfermedad hepática alcohólica (ALD).
Estos hallazgos no sólo ofrecen un avance en la comprensión de cómo el alcohol daña el hígado, sino que también identifican nuevos biomarcadores moleculares que podrían ser útiles para el diagnóstico temprano y desarrollo de terapias dirigidas contra la ASH, una de las formas más severas de daño hepático por alcohol.
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