Por: Alberto Rodríguez, experto en asuntos de tecnología y salud, presidente de Millennial
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Sin una estrategia tecnológica clara, los Centros 330 pierden dinero, eficiencia operacional y la oportunidad de evolucionar como organizaciones modernas de salud, sostenibles y centradas en resultados. La tecnología no es el problema. Las soluciones ya existen, están disponibles y son cada vez más accesibles. El verdadero desafío está en cómo éstas herramientas se integran de forma efectiva a los procesos clínicos y administrativos.
Implementar sistemas modernos sin un «roadmap» es como construir sin planos: se desperdician recursos y se compromete el resultado final. La inversión en tecnología, por sí sola, no garantiza impacto. Lo que marca la diferencia es la planificación, la implementación estratégica y el seguimiento continuo de resultados. La falta de alineación entre tecnología, personas y procesos crea ineficiencia, frustración en el personal y pérdida de ingresos evitables.
Los Centros 330 enfrentan presiones financieras, regulaciones complejas y una población con necesidades clínicas desafiantes. No pueden darse el lujo de implementar tecnología sin un propósito definido ni una visión a largo plazo. Cada herramienta digital debe responder directamente a un problema concreto: reducir el tiempo de espera de un paciente, agilizar la facturación, cerrar brechas de calidad o mejorar la toma de decisiones clínicas.
El camino no es adquirir más tecnología, sino utilizar mejor la que ya tienen. Y para eso se necesita liderazgo técnico con visión, métricas claras y una cultura organizacional dispuesta a evolucionar. La sostenibilidad financiera no se logra solamente aumentando ingresos, sino eliminando ineficiencias, automatizando tareas repetitivas y aprovechando datos para tomar decisiones inteligentes.
Invito a los líderes de Centros 330 a dejar de ver la tecnología como un gasto o una respuesta reactiva a una auditoría, y comenzar a verla como un catalítico estratégico. Planificar, documentar, medir e iterar deben ser principios fundamentales en cualquier iniciativa digital.
La transformación no empieza con software. Empieza con una decisión: dejar de operar como siempre lo han hecho y comprometerse a rediseñar la operación desde lo fundamental, usando tecnología de forma intencional, práctica y centrada en resultados.