La temperatura de las manos podría delatar una posible fibromialgia

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Investigaciones han mostrado que el cerebro de quienes padecen fibromialgia, amplifica las señales de dolor, haciendo que estímulos normalmente inocuos se perciban como dolorosos.

“La interacción entre los cambios hormonales de la menopausia y los mecanismos propios de la fibromialgia debe seguir siendo objeto de estudio, pero nuestros datos indican que algunas de las alteraciones observadas en la circulación sanguínea periférica se deben a la enfermedad en sí, no a factores hormonales”, afirmaron las Dras. María Encarnación Aguilar Ferrándiz y María del Alma Rus Martínez, investigadoras del grupo E03-Fisioterapia, Cuidados en Enfermería y Biomedicina Traslacional del ibs.GRANADA y profesoras de la Universidad de Granada. Con esta afirmación se presenta un estudio que arroja luz sobre uno de los enigmas de la fibromialgia: por qué se observan cambios en la circulación periférica sin que estén vinculados a la menopausia.

La investigación comparó mujeres sanas con mujeres con fibromialgia, tanto premenopáusicas como posmenopáusicas, midiendo tres parámetros clave: niveles de óxido nítrico en sangre, temperatura corporal central (axilar y timpánica) y, como indicador indirecto del flujo sanguíneo periférico, la temperatura cutánea de las manos.

Los resultados mostraron que, entre los grupos de mujeres sanas (pre y postmenopáusicas) no hubo diferencias relevantes en ninguno de los parámetros. Sin embargo, las mujeres con fibromialgia —independientemente de su estado hormonal— mostraron temperaturas significativamente más elevadas en las manos comparadas con los grupos sanos. Este hallazgo sugiere que la fibromialgia podría inducir un aumento del flujo sanguíneo periférico, probablemente por una vasodilatación excesiva de los pequeños vasos sanguíneos.

Según las investigadoras, este patrón indica que la alteración en la circulación de las manos sería atribuible a la enfermedad en sí misma y no a efectos de la menopausia, lo cual aporta una visión más específica sobre los síntomas térmicos experimentados por los pacientes.

Este descubrimiento abre una nueva vía de investigación: entender cómo esta vasodilatación anómala puede contribuir a otros síntomas característicos de la fibromialgia, como dolor, fatiga o hipersensibilidad. Estudios previos ya habían planteado relación entre el metabolismo del flujo sanguíneo, acumulación de ácido láctico y agotamiento muscular en estos pacientes, así como posibles alteraciones en centros cerebrales superiores relacionados con la regulación vascular.

En conjunto, esta investigación ofrece una perspectiva novedosa sobre los síntomas somáticos de la fibromialgia, destacando un mecanismo fisiológico específico independiente del estado hormonal, lo que podría marcar la pauta para tratamientos dirigidos especialmente a normalizar la circulación periférica y aliviar algunos de los síntomas más molestos.

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