Mejor helado que sodas: Miden impacto de diferentes azúcares en salud cardiovascular

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El azúcar en sodas puede ser absorbido por el cuerpo en tan solo 30 minutos, causando un pico rápido de glucosa en la sangre que obliga al páncreas a liberar grandes cantidades de insulina, un proceso que, si se repite con frecuencia, aumenta el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares.

La elección entre un helado cremoso o una soda burbujeante y dulce podría ser más importante de lo que parece para la salud del corazón y los vasos sanguíneos. Un reciente estudio publicado en la revista Frontiers in Public Health revela que el consumo frecuente de bebidas azucaradas está relacionado con un mayor riesgo de padecer problemas cardiovasculares graves, como aneurismas o accidentes cerebrovasculares (ACV). Por el contrario, no se observó un impacto tan marcado al consumir dulces como el helado o el chocolate.

¿Qué dice el estudio?

Los investigadores analizaron datos de casi 70,000 personas de entre 45 y 83 años en Suecia, quienes reportaron sus hábitos alimenticios en 1997 y nuevamente en 2009. Durante más de dos décadas de seguimiento, los científicos estudiaron el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como infartos, insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares, aneurismas, y arritmias.

Se enfocaron en tres fuentes de azúcar añadido:

  1. Bebidas azucaradas: refrescos y otras bebidas endulzadas.
  2. Coberturas dulces: como azúcar de mesa, mermeladas o miel.
  3. Postres y golosinas: incluyendo helados, chocolates y pasteles.

El hallazgo principal es alarmante: las personas que bebían más de ocho bebidas azucaradas por semana tenían un 19% más de riesgo de sufrir un ACV, un 18% más de riesgo de insuficiencia cardíaca y un 31% más de probabilidad de desarrollar un aneurisma, en comparación con quienes consumían menos de una bebida azucarada semanalmente. Por otro lado, los postres y dulces como el chocolate o el helado no mostraron una relación tan fuerte con estos riesgos.

¿Por qué la diferencia entre bebidas como gaseosas y postres?

Según Suzanne Janzi, candidata a doctorado en la Universidad de Lund en Suecia y autora principal del estudio, este contraste destaca que no solo importa la cantidad de azúcar que consumimos, sino también la fuente y el contexto. Las bebidas azucaradas tienden a consumirse en mayores cantidades y de forma más rápida, lo que puede causar picos de glucosa e insulina en la sangre. Estos picos repetidos pueden contribuir a la inflamación crónica y daño vascular, aumentando el riesgo de problemas cardiovasculares.

Por el contrario, los dulces como el helado suelen comerse en porciones más pequeñas y más lentamente, lo que podría moderar su impacto en los niveles de azúcar en la sangre.

Las fuentes ocultas de azúcar que tenemos en nuestra dieta diaria

Este estudio también destaca la importancia de identificar fuentes inesperadas de azúcar en la dieta. Muchas personas subestiman la cantidad de azúcar que consumen al tomar bebidas azucaradas, olvidando que también cuentan las gaseosas light con edulcorantes, los tés embotellados y los jugos procesados. Estos productos contribuyen significativamente al consumo total de azúcar, especialmente en dietas occidentales modernas.

Limitaciones del estudio

Aunque estos hallazgos son importantes, el estudio tiene ciertas limitaciones. Los datos dietéticos se basaron en informes de los propios participantes, lo que puede ser inexacto debido a errores de memoria o subestimación del consumo. Además, todos los participantes vivían en Suecia, lo que podría limitar la aplicación de los resultados a otras poblaciones con dietas diferentes.

¿Qué podemos hacer para elegir mejor los azúcares que ingerimos?

La prevención de enfermedades cardiovasculares no requiere eliminar completamente el azúcar de la dieta, pero sí implica decisiones más conscientes. Algunos consejos incluyen:

  • Reducir el consumo de bebidas azucaradas y optar por agua, infusiones sin azúcar o bebidas con edulcorantes naturales.
  • Leer etiquetas para identificar azúcares ocultos en productos procesados.
  • Disfrutar de postres en porciones moderadas, como un helado ocasional, sin abusar de ellos.
  • Incorporar más frutas frescas, vegetales y alimentos integrales para una dieta equilibrada.

No satanizar el azúcar pero sí respetar las porciones es clave

Los hallazgos de este estudio subrayan la importancia de considerar no solo cuánta azúcar consumimos, sino también de dónde proviene. Elegir opciones más saludables y limitar las bebidas azucaradas podría marcar una gran diferencia en la salud del corazón a largo plazo. Como siempre, un enfoque equilibrado y personalizado es clave para mantener una dieta saludable y sostenible.

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