Durante décadas, el mundo médico ha clasificado la diabetes en dos tipos principales: la tipo 1, en la que el cuerpo no produce insulina, y la tipo 2, caracterizada por una resistencia a esta hormona. A estas se suman otras categorías, como la diabetes gestacional (tipo 4) o la asociada a causas específicas como enfermedades del páncreas o mutaciones genéticas (tipo 3). Pero ahora, una nueva forma de la enfermedad ha sido oficialmente reconocida y nombrada: la diabetes tipo 5, relacionada directamente con la desnutrición.
Este importante paso fue dado el 8 de abril de 2025, en el Congreso Mundial de Diabetes de la Federación Internacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés), celebrado en Bangkok, Tailandia. Esta nueva clasificación no solo marca un hito médico, sino que también da visibilidad a una condición que afecta de forma silenciosa a muchas personas en países de ingresos bajos y medios, especialmente a jóvenes delgados y desnutridos que hasta ahora eran erróneamente diagnosticados.
La doctora Meredith Hawkins, profesora de medicina en el Albert Einstein College of Medicine en Nueva York y una de las mayores impulsoras del reconocimiento de esta forma de diabetes, ha trabajado durante años para que la comunidad científica comprenda mejor esta condición.
¿Qué es exactamente la diabetes tipo 5?
La diabetes tipo 5 fue descrita por primera vez en 1955 en Jamaica, aunque por mucho tiempo fue ignorada o mal comprendida. Afecta mayoritariamente a hombres jóvenes que presentan un índice de masa corporal (IMC) inferior a 19, lo que los coloca en el rango de desnutrición. Aunque estos pacientes presentan niveles muy altos de glucosa en sangre, algo que hace pensar en una diabetes tipo 1, su cuerpo no entra en cetosis (una situación común en la diabetes tipo 1 cuando no hay suficiente insulina). Además, requieren dosis elevadas de insulina, lo que contradice las expectativas en personas con poca grasa corporal.
Durante años, esta forma de diabetes se clasificó brevemente como “diabetes mellitus relacionada con la desnutrición” por la Organización Mundial de la Salud en 1985, pero fue retirada en 1999 debido a la falta de pruebas contundentes sobre su origen. Todo esto cambió gracias a investigaciones recientes, que han demostrado que esta forma de diabetes no se debe a una resistencia a la insulina, como se pensaba, sino a un defecto profundo en la producción de esta hormona.
En 2022, Hawkins y su equipo realizaron pruebas metabólicas avanzadas en 73 hombres indios delgados. Entre ellos, 20 presentaban este nuevo tipo de diabetes. En comparación con otros participantes con diabetes tipo 1 o tipo 2, el grupo con diabetes tipo 5 mostró una producción muy baja de insulina, pero una mayor captación de glucosa por los tejidos, menor grasa abdominal y menos grasa en el hígado.
Estos hallazgos no solo contradicen teorías anteriores, sino que también modifican la manera en que los médicos deben abordar el tratamiento. Por ejemplo, administrar grandes dosis de insulina, como se haría con una persona con tipo 1, puede ser muy peligroso en estos casos.
¿Por qué es importante reconocerla y cómo tratarla?
La diferencia entre esta condición y otras formas de diabetes es más que académica: puede ser la diferencia entre un tratamiento adecuado y uno que ponga en riesgo la vida. Por eso, Hawkins y otros expertos insisten en que el reconocimiento oficial de la diabetes tipo 5 es una victoria para la salud global, especialmente en regiones donde la desnutrición sigue siendo un problema persistente.
Aún no existen guías clínicas específicas para tratar esta forma de diabetes, pero los datos disponibles sugieren que lo ideal podría ser una combinación de pequeñas dosis de insulina junto con medicamentos orales. Además, se sospecha que el manejo nutricional debe incluir una alimentación más rica en proteínas, menor en carbohidratos y con una corrección cuidadosa de deficiencias en micronutrientes, como vitaminas y minerales.
Este es solo el comienzo. Un grupo de trabajo internacional ya está en proceso de desarrollar criterios diagnósticos y tratamientos específicos, una tarea que tomará alrededor de dos años. Mientras tanto, la comunidad médica debe estar atenta a identificar a estos pacientes, que muchas veces han pasado desapercibidos o mal diagnosticados.
Por último, este nuevo enfoque también nos recuerda una dura realidad: muchas enfermedades comunes en países con bajos recursos no aparecen en los libros de texto médicos occidentales. Como dijo la Dra. Hawkins, “los libros los escriben en lugares donde esta forma de diabetes casi no se ve”. Con el reconocimiento de la diabetes tipo 5, este vacío empieza a llenarse.