Un estudio publicado en The Lancet HIV advierte que las reducciones presupuestarias actuales y futuras a nivel global podrían resultar en un aumento significativo de nuevos casos de VIH, estimándose entre 4,4 y 10,8 millones para el año 2030 en naciones de bajos y medianos ingresos.
Esto, a su vez, podría causar entre 0,8 y 2,9 millones de muertes asociadas al VIH en un lapso de cinco años. Actualmente, la lucha contra el VIH a nivel mundial depende en gran medida de la contribución económica de sólo cinco países: Estados Unidos (con el 73%), el Reino Unido (9%), Francia (4%), Alemania (3%) y los Países Bajos (2%), quienes en conjunto aportan más del 90% de los fondos internacionales destinados a esta causa.
En la investigación se determinó: “los recortes anunciados representan una reducción del 4,4% en la financiación internacional total para el VIH en 2025 y un recorte adicional del 19,6% en 2026, una reducción total del 24%”.
Según el observatorio de Europa, en febrero, el Reino Unido comunicó que habría una reducción en su presupuesto de ayuda al desarrollo, pasando del 0,5% del producto nacional bruto al 0,3% para 2027, esto representa su nivel más bajo desde 1999. Por su parte, los Países Bajos proyectaron un recorte en la ayuda exterior de 2400 millones de euros, y Alemania pretende reducir a la mitad su presupuesto global de ayuda humanitaria. También se espera que Francia reduzca su ayuda en 2100 millones de euros
El estudio analizó datos de 26 países y extrapoló los resultados a todos los países que tienen ingresos bajos y medios. Afirmó que “la suspensión temporal del apoyo del Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del SIDA (PEPFAR) emitido por el Gobierno de los Estados Unidos el 20 de enero de 2025, con un período de revisión de 90 días, tiene el potencial de alterar profundamente la respuesta mundial al VIH si continúa de forma permanente”.
África está en mayor riesgo
El África subsahariana y grupos vulnerables como usuarios de drogas inyectables, trabajadores sexuales, niños y hombres que tienen sexo con hombres son quienes probablemente sufrirán las peores consecuencias de la disminución de fondos para combatir el VIH.
“Parece que incluso con las estimaciones más optimistas habrá un aumento de casi el 50% en el número de nuevas infecciones en los próximos cinco años en el África subsahariana, pero un aumento del 127,3% al 283,3% en nuevas infecciones es perfectamente plausible”, según un comentario que acompaña al estudio.
El Dr. Jean-Michel Molina, del Hospital Saint-Louis de París, manifestó su inquietud tras la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas 2025 en San Francisco, respecto al posible retroceso de Estados Unidos en la lucha contra el sida.
En una rueda de prensa organizada por la ANRS de Enfermedades Infecciosas Emergentes, Molina destacó que Estados Unidos financia globalmente el 90% de los tratamientos de profilaxis preexposición (PrEP), principalmente a través del programa PEPFAR.
Mencionó que le preocupa especialmente la información de que la PrEP sólo se financiará para mujeres embarazadas, con la suspensión de todos los demás programas, lo que considera «catastrófico» y teme un rápido aumento de nuevos casos de VIH en diversos países, además de las dificultades de acceso a tratamientos antirretrovirales para personas que ya viven con el virus.
Un retrocesos en la salud
Si la ayuda internacional disminuye considerablemente o si la financiación del programa PEPFAR se elimina sin una alternativa similar para el año 2026, las nuevas infecciones y las muertes podrían alcanzar niveles no vistos desde 2010, anulando los logros obtenidos desde el año 2000.
Los investigadores advierten que incluso si el apoyo para el tratamiento del VIH se restablece en un plazo de uno a dos años, el número de nuevos contagios podría estabilizarse en niveles similares a los de 2020. Superar este retroceso requeriría entre 20 y 30 años adicionales de inversión para erradicar el VIH/SIDA como problema de salud pública.
Se necesita encontrar formas novedosas de financiación, impulsadas por los propios países, e integrar los servicios para el VIH en los sistemas de salud generales. Sin embargo, esto no es un cambio inmediato, sino que requiere una planificación estratégica a largo plazo para que las naciones puedan pasar de programas financiados internacionalmente a programas con fondos nacionales.
El Dr. Nick Scott, del Instituto Burnet en Melbourne, Australia, autor del estudio, enfatizó en un comunicado de prensa la importancia de la colaboración y la inversión internacional para mantener los progresos contra el VIH.
El Dr. Molina añadió que, durante décadas, Estados Unidos ha financiado el tratamiento del VIH en más de 40 países, y es posible que algunas naciones hayan confiado demasiado en esta continua inversión estadounidense para financiar la atención de sus propios ciudadanos.