El agua de llave, aunque considerada apta para el consumo humano, no es un medio estéril y puede albergar microorganismos y compuestos químicos que presentan un riesgo significativo para la salud ocular, especialmente para los usuarios de lentes de contacto. Aquí exploramos más profundamente las razones detrás de esta advertencia.
Microorganismos: enemigos invisibles para los ojos
Uno de los mayores riesgos asociados con el agua de llave es la presencia de microorganismos como Acanthamoeba, un protozoo que puede causar una infección ocular grave conocida como queratitis por Acanthamoeba. Este organismo, aunque comúnmente inofensivo en el medio ambiente, puede adherirse a los lentes de contacto y colonizar la córnea.
¿Por qué es peligrosa?
- Dificultad de tratamiento: La queratitis por Acanthamoeba es notoriamente difícil de tratar, ya que el protozoo tiene una etapa resistente (quiste) que puede sobrevivir a muchos tratamientos comunes.
- Síntomas debilitantes: Los síntomas incluyen dolor extremo, enrojecimiento, visión borrosa, sensibilidad a la luz y sensación de cuerpo extraño en el ojo.
- Complicaciones severas: Si no se trata a tiempo, puede llevar a cicatrices corneales permanentes, necesidad de trasplante de córnea e incluso pérdida de la visión.
Otros microorganismos presentes en el agua, como bacterias y hongos, también pueden causar infecciones oculares. Aunque el ojo tiene mecanismos de defensa naturales, el uso de lentes de contacto puede comprometer estas barreras, permitiendo que los microorganismos causen daño.
Impacto del agua en los lentes de contacto
Los lentes de contacto están diseñados para ser compatibles con soluciones específicas que los limpian, desinfectan y conservan su forma y funcionalidad. El agua de llave puede alterar estas propiedades de varias formas:
- Contaminación: Además de microorganismos, el agua contiene minerales y partículas que pueden acumularse en la superficie del lente, causando irritación y aumentando el riesgo de infección.
- Alteración de la estructura: Los lentes de contacto blandos son altamente absorbentes. Cuando se exponen al agua, pueden hincharse o deformarse, lo que no solo reduce su comodidad, sino también su capacidad de corregir la visión de manera efectiva.
- Permeabilidad al oxígeno: El agua puede interferir con la permeabilidad al oxígeno del lente. Esto significa que el ojo no recibe suficiente oxígeno, lo que puede causar hipoxia corneal, una afección que debilita la córnea y la hace más vulnerable a infecciones.
El papel del agua en las actividades cotidianas
Incluso actividades cotidianas, como ducharse, nadar o lavar los lentes con agua, representan un riesgo para los usuarios de lentes de contacto. La exposición directa al agua mientras se usan los lentes puede permitir que microorganismos entren en contacto con el ojo, aumentando significativamente la posibilidad de infecciones.
Cómo limpiar y conservar los lentes de contacto de forma segura
Para garantizar un uso seguro, los lentes de contacto deben limpiarse y desinfectarse exclusivamente con soluciones diseñadas para este propósito. Estas soluciones están formuladas para eliminar microorganismos, mantener los lentes hidratados y preservar su integridad. Las siguientes recomendaciones pueden ayudarte a evitar complicaciones:
- Lava y seca tus manos: Siempre lávate las manos con jabón neutro y sécalas con una toalla limpia antes de manipular los lentes.
- Usa soluciones recomendadas: Nunca emplees agua de llave, agua destilada o saliva para limpiar o almacenar los lentes.
- Cambia regularmente el estuche: Los estuches de almacenamiento deben reemplazarse al menos cada tres meses para prevenir la acumulación de bacterias.
- Respeta la fecha de vencimiento: Tanto los lentes como las soluciones tienen una fecha límite de uso. Nunca utilices productos vencidos.
Prevención es el el mejor tratamiento si eres usuario de lentes de contacto
La prevención es crucial para evitar problemas relacionados con el agua y los lentes de contacto. Seguir las recomendaciones de tu profesional de la salud visual y adoptar hábitos de limpieza adecuados puede marcar la diferencia entre una experiencia segura y complicaciones graves.
En conclusión, aunque pueda parecer inofensivo, usar agua de llave para limpiar o almacenar lentes de contacto es una práctica peligrosa. Proteger tus ojos comienza con decisiones informadas, y evitar el agua de llave es un paso esencial para garantizar la salud visual a largo plazo.
Gotas lubricantes y su papel clave en el uso sano de lentes de contacto
El uso de gotas humectantes o lágrimas artificiales diseñadas específicamente para lentes de contacto es altamente beneficioso. Estas gotas ayudan a mantener la hidratación ocular y a reducir la irritación causada por la sequedad. Sin embargo, es importante seguir las recomendaciones del profesional de la salud visual, quien podrá indicarte el producto más adecuado según tus necesidades.
En cuanto a su aplicación, generalmente se recomienda instilar las gotas después de insertar los lentes de contacto, aunque esto puede variar según el tipo de gota. Consulta siempre las indicaciones del fabricante y a tu optómetra u oftalmólogo.
El cuidado adecuado de los lentes de contacto es esencial para prevenir infecciones y garantizar una visión cómoda y segura. Evita usar agua de llave o cualquier otra sustancia no recomendada, y sigue las indicaciones de tu profesional de la salud visual. Al hacerlo, protegerás tus ojos y disfrutarás plenamente de los beneficios de los lentes de contacto.