“Estamos viendo cada vez más resistencia a los antibióticos y eso es gravísimo, porque las opciones terapéuticas se están agotando”, advirtió la doctora Gianmary Miozzi, internista e infectóloga, al referirse al creciente problema de la resistencia antimicrobiana.
En entrevista con PHL, la especialista alertó sobre los riesgos de automedicarse, especialmente con antibióticos, y llamó a la población a buscar orientación médica antes de iniciar cualquier tratamiento.
La doctora explicó que muchas personas aún creen que la fiebre o el dolor de garganta deben tratarse de inmediato con antibióticos, sin saber si realmente hay una infección bacteriana detrás.
“El porcentaje más alto de las enfermedades infecciosas son de origen viral, sobre todo las respiratorias. Si usamos un antibiótico en estos casos, no solo no ayudamos al paciente, sino que fomentamos la resistencia antimicrobiana”, recalcó.
Miozzi insistió en que los antibióticos están diseñados para combatir bacterias, no virus, hongos o parásitos. Sin embargo, por falta de información o acceso, muchas personas siguen recurriendo a ellos como solución rápida, ignorando que “los virus son autolimitados: llegan, cumplen un ciclo y se van”, y que la mayoría de las veces solo requieren tratamiento sintomático, hidratación y reposo.
Una amenaza real: la resistencia antimicrobiana
Según la infectóloga, lo más preocupante es que “las bacterias buenas y malas pueden volverse resistentes cuando usamos antibióticos sin necesidad. Esas bacterias hacen mutaciones genéticas y cuando realmente necesitamos tratar una infección, esos antibióticos ya no funcionan”.
Esta resistencia, asegura, está afectando la atención de casos graves en hospitales, especialmente en infecciones del tracto urinario y en infecciones musculoesqueléticas complicadas, donde a veces “ya no hay alternativas de tratamiento”.
La situación se agravó tras la pandemia. “Desde la era post-COVID, hemos visto cultivos con niveles altísimos de resistencia. Hay pacientes a quienes no podemos tratar con lo que antes usábamos de forma efectiva”, detalló Miozzi.
El peligro de automedicarse
Para la especialista, una de las estrategias clave es la educación, empezando desde edades tempranas. “Tenemos que dejar de automedicarnos. No solo con antibióticos, sino con cualquier medicamento. Todos tienen efectos secundarios, y cuando ya tomamos otros tratamientos, no sabemos cómo pueden interactuar”, advirtió.
También hizo un llamado a los profesionales de la salud a no ceder ante la presión de los pacientes. “Hay quienes llegan diciendo ‘tengo fiebre, necesito antibiótico’ y no siempre es así. Nosotros también tenemos que asumir nuestra responsabilidad y no prescribir por complacer”, añadió.
En cuanto a políticas públicas, señaló que los antibióticos deben venderse únicamente bajo prescripción médica. “No puede ser que alguien llegue a la farmacia y le digan ‘tómate esto que sirve para todo’, cuando ni siquiera se sabe si hay una infección real”, finalizó.