¿Sube el riesgo de VIH? Cancelan investigaciones sobre vacuna y alertan retroceso de una década

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A pesar de los desafíos inherentes al desarrollo de una vacuna para un virus tan complejo como el VIH, los científicos estaban alcanzando avances prometedores.

La administración presidencial de Estados Unidos ha tomado una decisión que podría frenar por al menos una década el desarrollo de una vacuna contra el VIH. Investigadores y defensores de la salud pública advierten que la cancelación del financiamiento al Centro para el Desarrollo de Vacunas contra el VIH/SIDA (CHAVD) representa un duro golpe a décadas de avances científicos.

La medida fue comunicada el pasado viernes 30 de mayo a los equipos de investigación de la Universidad de Duke y del Instituto de Investigación Scripps (líderes de este esfuerzo valorado en 258 millones de dólares) por funcionarios de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), según reportes de The New York Times y CBS News. Un alto funcionario del NIH declaró al Times que, tras una revisión del programa, se decidió no continuar su respaldo.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) también ordenó al NIH no otorgar fondos para investigaciones de vacunas contra el VIH durante el próximo año fiscal, salvo en casos excepcionales.

A pesar de los desafíos inherentes al desarrollo de una vacuna para un virus tan complejo como el VIH, los científicos estaban alcanzando avances prometedores. “Estamos empezando a ver la luz al final del túnel tras muchos años de investigación”, afirmó Dennis Burton, profesor de inmunología en Scripps. “Este es un momento terrible para cortar el apoyo. Estamos logrando buenos resultados en los ensayos clínicos”.

John Moore, investigador del VIH en Weill Cornell Medical College, fue aún más contundente: “La pandemia del VIH nunca terminará sin una vacuna. Cortar esta investigación acabará matando gente”. Moore criticó la decisión como arbitraria y perjudicial para una inversión científica de largo plazo.

La cancelación también genera contradicciones dentro del propio discurso gubernamental. Aunque el presidente prometió en su primer mandato erradicar el VIH para el año 2030, este recorte se contrapone a esa meta. El argumento oficial apunta a que los métodos actuales son suficientes para combatir el virus, pero muchos expertos no están de acuerdo.

Además del golpe a la investigación científica, la decisión se suma a una serie de medidas preocupantes para organizaciones de salud pública. Tras una orden ejecutiva en enero que impuso una moratoria de 90 días a la ayuda exterior, la administración cerró las operaciones de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), impactando programas como el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR).

En febrero, el Departamento de Estado limitó el acceso a medicamentos de profilaxis preexposición (PrEP) en países de ingresos bajos y medios. Aunque se autorizó su distribución a mujeres embarazadas y lactantes, se excluyó a personas LGBTQ+ y otros grupos de alto riesgo.

Según el Times, el NIH también canceló varias subvenciones relacionadas con el PrEP, y se evalúa la posible eliminación de la división de prevención del VIH dentro de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Desde el HHS, la portavoz Emily Hilliard intentó calmar las aguas: “Los programas críticos de VIH/SIDA continuarán” bajo la nueva propuesta del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., quien busca crear la «Administración para una América Saludable». No obstante, los detalles sobre la estructura y operatividad de esta nueva agencia aún no se han divulgado.

Para los científicos, sin embargo, el daño ya está hecho. “Estamos hablando de un retroceso de probablemente diez años en la investigación de vacunas contra el VIH”, alertó Burton. Incluso si una futura administración restableciera los fondos, el impacto sería profundo: proyectos detenidos, equipos desmantelados y trayectorias científicas redirigidas a otros campos.

Una portavoz de la farmacéutica Moderna también confirmó que el financiamiento para su ensayo clínico de vacuna contra el VIH ha sido pausado. Mitchell Warren, director ejecutivo de AVAC, subrayó que los estudios en Duke y Scripps eran esenciales para generar candidatos vacunales que alimentan estos ensayos.

La indignación también llegó desde el ámbito político. “Mientras destrozan los esfuerzos de tratamiento y prevención del VIH, ahora eliminan también la investigación para una vacuna”, escribió el senador estatal de California Scott Wiener en la red social Bluesky. “A esta administración realmente no le importa si el VIH repunta. No les importa si la gente muere”.

Impacto en Puerto Rico

En Puerto Rico, donde los diagnósticos de VIH han disminuido en la última década pero persisten desafíos en poblaciones vulnerables, los efectos podrían sentirse de manera indirecta. La isla depende de fondos federales vinculados a iniciativas como PEPFAR y programas de prevención del VIH. 

Para muchos, esta decisión no solo implica la suspensión de proyectos científicos, sino un repliegue institucional en la lucha contra una de las pandemias más devastadoras de las últimas décadas. Como resumió un funcionario del NIH al Times: “La única manera de acabar con la epidemia del VIH en EE.UU. y la pandemia del sida en todo el mundo es con una vacuna”. 

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