Aunque no existe una cura definitiva para la migraña, los avances en los tratamientos han permitido mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes que padecen esta enfermedad, así lo aseguró la Dra. Francheska Fiorito, neuróloga especializada en migraña y pasada presidenta de la Academia Puertorriqueña de Neurología.
Como neuróloga, la Dra. Fiorito explicó que la migraña es una condición genética crónica, lo que significa que quienes la padecen no pueden evitarla, pero sí pueden manejarla con un abordaje adecuado.
“El tratamiento de la migraña se divide en dos grupos principales: el tratamiento agudo, que se utiliza al momento de un ataque para aliviar rápidamente los síntomas y permitir que el paciente retome sus actividades, y el tratamiento preventivo, destinado a reducir la frecuencia de los episodios. A pesar de su eficacia, el tratamiento preventivo está subutilizado, ya que menos del 15 % de los pacientes que lo necesitan lo reciben”, dijo.
Durante su explicación, añadió que los especialistas subrayan la importancia de un enfoque multidisciplinario, y eso es porque la migraña no solo afecta el bienestar físico, sino que puede desencadenar problemas de ansiedad, depresión, insomnio y hasta conflictos familiares o laborales debido al estigma social. “Un tratamiento integral incluye modificar el estilo de vida, con mejoras en la alimentación, el sueño y la gestión del estrés, y la educación tanto del paciente como de su entorno”, dijo.
Un aspecto que es vital a la hora de un diagnóstico y tratamiento oportuno es que los pacientes reconozcan que si experimentan más de cuatro episodios de migraña al mes, consideren el tratamiento preventivo para evitar que la condición se descontrole y se convierta en un estado crónico. “La migraña puede tener un impacto profundo en la vida diaria, pero con el tratamiento y el manejo adecuados, es posible mantener una vida normal”.
Un enfoque multidisciplinario es esencial para tratar la migraña.
La Dra. Fiorito explicó que aunque no se puede evitar la predisposición genética, un estilo de vida poco saludable puede empeorar la condición, aumentando el riesgo de que se vuelva crónica. Factores como una mala alimentación, estrés y falta de descanso pueden intensificar los síntomas y llevar a problemas adicionales como ansiedad, depresión, insomnio y problemas gastrointestinales.
“Es crucial abordar todos estos aspectos para mejorar la calidad de vida del paciente. Además, es importante educar a familiares y compañeros de trabajo sobre la migraña para reducir el estigma y apoyar al paciente en su tratamiento. Involucrar a los seres queridos en el proceso puede hacer una gran diferencia en el manejo de la condición”, finalizó.