El óxido nitroso, conocido popularmente como “gas de la risa”, ha pasado de ser un compuesto utilizado en contextos médicos y alimentarios a convertirse en un creciente motivo de preocupación para los profesionales de la salud pública. Su uso recreativo, particularmente entre adolescentes y adultos jóvenes, se ha disparado en los últimos años, encendiendo las alarmas de especialistas y autoridades sanitarias en distintas partes del mundo.
Originalmente empleado como anestésico en odontología y como propelente en productos alimentarios como la crema batida, el óxido nitroso se comercializa hoy en presentaciones llamativas que van desde pequeños tanques con sabor a caramelo hasta envases fluorescentes, facilitando su acceso y promoviendo su consumo lúdico, especialmente en fiestas, festivales y discotecas.
Uso del sedante dental en ascenso
Una encuesta de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias de EE. UU. reveló que más de 2 millones de personas mayores de 12 años abusaron del gas solo en 2019. En el Reino Unido, según la Oficina de Estadísticas Nacionales, es ya la segunda droga recreativa más consumida entre los jóvenes de 16 a 24 años, solo por detrás del cannabis.
El Dr. Ethan Bryson, anestesiólogo de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, recuerda que este no es un fenómeno nuevo. “El óxido nitroso ha sido abusado durante siglos, desde los llamados ‘desvaríos nitrosos’ del siglo XVIII. Pero el problema actual es su acceso cada vez más sencillo y su normalización como una droga recreativa ‘inofensiva’”, advierte.
Posibles efectos
Aunque no es tan letal como los opioides, el óxido nitroso no está exento de riesgos. Su inhalación puede reducir drásticamente los niveles de oxígeno en el cerebro, provocando pérdida de conciencia, daño cerebral, e incluso la muerte. El uso crónico está asociado a síntomas neurológicos severos: pérdida de memoria, debilidad muscular, espasmos, alteraciones psiquiátricas y entumecimiento en extremidades.
“Las muertes por óxido nitroso son pocas en comparación con los opioides, pero cada vez vemos más ingresos hospitalarios vinculados a su uso prolongado”, subraya el Dr. Bryson. “Además, quienes lo consumen suelen combinarlo con otras sustancias, lo que eleva aún más los riesgos”.
Una droga legal de fácil acceso
A pesar de estar prohibido su uso recreativo en muchos países, el óxido nitroso se puede adquirir legalmente por su uso industrial o alimentario. Se vende en tiendas de tabaco, estaciones de gasolina e incluso en línea, sin mayores controles.
Esta disponibilidad plantea un desafío regulatorio urgente, sobre todo porque su presentación —aparentemente inocua y hasta divertida— enmascara los efectos perjudiciales que puede causar su abuso reiterado.
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