Descubren “azúcares pegajosos” como causa de los aneurismas y una forma de detenerlos sin cirugía

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Los aneurismas es que pueden crecer silenciosamente durante años sin causar síntomas, y hasta el 75 % se detectan por accidente en estudios de imagen realizados por otras razones médicas.

Los aneurismas aórticos representan una de las amenazas más silenciosas y letales para la salud cardiovascular. Se producen cuando la pared de la aorta —la arteria más grande del cuerpo humano, responsable de distribuir la sangre desde el corazón hacia el resto del organismo— se debilita progresivamente. Esa debilidad provoca que la arteria se ensanche como un globo, aumentando el riesgo de que se rompa. Si eso ocurre, puede producirse una hemorragia interna masiva que puede causar la muerte en cuestión de minutos.

¿Qué es un aneurisma y por qué es tan peligroso?

La gravedad de esta condición radica en que suele avanzar sin síntomas. Muchas personas no saben que tienen un aneurisma hasta que ya es demasiado tarde. Por ello, se considera una enfermedad de difícil diagnóstico y de manejo complejo. Actualmente, la única manera de tratar un aneurisma avanzado es mediante una intervención quirúrgica mayor o la colocación de una prótesis mediante cirugía endovascular. Ambos procedimientos conllevan riesgos significativos, especialmente en personas mayores o con enfermedades crónicas.

Sin embargo, un reciente estudio español ha abierto una puerta de esperanza. Investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM), del Instituto de Salud Carlos III y del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz han identificado un mecanismo celular responsable de debilitar la aorta. Y, lo más prometedor, es que han encontrado una posible forma de frenar este proceso sin necesidad de cirugía.

El descubrimiento: un exceso de “azúcares pegajosos” en la aorta

El hallazgo, publicado en la revista European Heart Journal, señala que en las personas con aneurismas se acumulan unas sustancias conocidas como proteoglicanos y glicosaminoglicanos en la pared de la aorta. Estas moléculas, que forman parte normal del tejido conectivo, actúan como una especie de “pegamento” en los vasos sanguíneos. Pero en exceso, ese pegamento pierde su función estructural y más bien debilita la pared del vaso, facilitando su ensanchamiento.

¿Y por qué se acumulan en exceso estos azúcares complejos? La causa está en una ruta metabólica llamada vía biosintética de hexosaminas (HBP, por sus siglas en inglés). Esta vía, que utiliza nutrientes como glucosa y glutamina, se encarga de producir esos azúcares necesarios para funciones celulares normales. Pero cuando está hiperactivada, como ocurre en los aneurismas, genera un exceso de moléculas que causan estrés en las células de la aorta, las inflaman y las debilitan.

Este tipo de alteración metabólica no había sido explorada antes como causa directa de los aneurismas. El descubrimiento permite no solo entender mejor el origen de la enfermedad, sino también pensar en cómo bloquear este mecanismo antes de que cause daño irreversible.

Resultados prometedores con fármacos en modelos animales

Para validar su hallazgo, los investigadores realizaron estudios en tres escenarios: modelos de ratones con el síndrome de Marfan (una condición genética que predispone a aneurismas), animales a los que se indujo aneurismas, y muestras de tejido de pacientes humanos con esta patología. En todos los casos encontraron activación excesiva de la vía HBP y acumulación de proteoglicanos en la aorta.

Pero el avance más emocionante vino al probar dos compuestos experimentales:

  • DON (6-Diazo-5-oxo-L-norleucina): un inhibidor metabólico que bloquea la enzima clave de la vía HBP.
  • ISRIB (Integrated Stress Response Inhibitor): un modulador que detiene la respuesta de estrés celular en las células de la aorta.

Ambos fármacos lograron detener el crecimiento de los aneurismas, mejorar la estructura arterial y reducir la inflamación. Los investigadores observaron que, tras el tratamiento, la aorta recuperaba un tamaño y una función más cercana a lo normal.

Estos resultados son esperanzadores porque indican que, si se detecta a tiempo, la enfermedad podría frenarse con medicamentos antes de que sea necesaria una cirugía de alto riesgo. Sin embargo, es importante aclarar que estos tratamientos están en fase experimental y aún no han sido probados en humanos.

Hacia un diagnóstico precoz y terapias sin bisturí

Además de estos avances terapéuticos, el estudio identificó posibles marcadores en sangre derivados de la vía HBP. Estos marcadores podrían permitir, en el futuro, el desarrollo de análisis de sangre capaces de detectar aneurismas en etapas tempranas o de hacer seguimiento del riesgo en pacientes predispuestos.

Este tipo de herramienta diagnóstica sería revolucionaria. Hoy en día, los aneurismas suelen detectarse por casualidad en estudios de imagen realizados por otros motivos. Con un análisis de sangre específico, podría instaurarse un protocolo de vigilancia en personas con factores de riesgo como edad avanzada, antecedentes familiares, tabaquismo o enfermedades genéticas como el síndrome de Marfan.

El estudio fue posible gracias a la colaboración de múltiples instituciones médicas y científicas en España y Portugal. Aunque aún faltan ensayos clínicos que confirmen estos resultados en pacientes humanos, el hallazgo representa un cambio de paradigma: pasar de un enfoque quirúrgico a uno farmacológico y preventivo.

“Si logramos trasladar estos hallazgos a la práctica clínica, podríamos prevenir muchas complicaciones graves y mejorar la calidad de vida de los pacientes”, afirmó el Dr. Jorge Oller, uno de los autores principales del estudio.

En un mundo donde las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte, este avance demuestra que entender cómo funcionan nuestras células a nivel molecular puede ser la clave para salvar vidas sin necesidad de intervenciones agresivas. Es un ejemplo claro de cómo la ciencia biomédica continúa abriendo caminos antes impensables hacia una medicina más preventiva, personalizada y menos invasiva.

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