Un equipo médico reportó un caso poco frecuente de aneurisma en la arteria celíaca en una paciente femenina de 41 años con antecedentes de obesidad mórbida, tromboflebitis e hipertensión venosa crónica.
La paciente acudió a consulta por varios meses de malestar abdominal localizado en el epigastrio, con empeoramiento posprandial y aversión leve a la comida. Una tomografía computarizada abdominopélvica con contraste reveló un aneurisma de 3.5 cm en la arteria celíaca, acompañado de compresión compatible con el síndrome del ligamento arcuato medio, una condición poco habitual que puede comprometer la irrigación abdominal.
Cirugía abierta para preservar la irrigación
Ante el hallazgo, los especialistas optaron por un abordaje abierto en lugar de una intervención endovascular, con el objetivo de realizar la resección del aneurisma y garantizar la revascularización de las ramas.
La cirugía se llevó a cabo mediante laparotomía con incisión en línea media y extensión bilateral en Chevron. Tras la disección cuidadosa alrededor del páncreas y la exposición del aneurisma, se liberó el ligamento arcuato medio para acceder al origen de la arteria celíaca. Posteriormente, se ligó el aneurisma asegurando la perfusión de las ramas hepática y esplénica. La operación concluyó con hemostasia adecuada y cierre abdominal.
Evolución y seguimiento
En el seguimiento ambulatorio a las dos semanas, la paciente mostró una mejoría clínica significativa, tolerando la dieta sin dolor posprandial y con niveles terapéuticos de INR.
A las seis semanas, una angiotomografía computarizada confirmó la oclusión del tronco celíaco con perfusión colateral efectiva hacia la arteria hepática común y la arteria esplénica, garantizando la adecuada irrigación abdominal.
Los aneurismas de la arteria celíaca son poco frecuentes. Su etiología incluye degeneración aterosclerótica, alteraciones del tejido conectivo, trauma o infección. La fisiopatología puede involucrar degeneración de la íntima en la aterosclerosis o degeneración medial en otras causas, lo que produce dilatación post-estenótica, flujo turbulento y mayor riesgo de complicaciones.
Este caso destaca la importancia del diagnóstico temprano y la adecuada selección del abordaje quirúrgico, especialmente en pacientes con condiciones anatómicas complejas como el síndrome del ligamento arcuato medio.