La identidad del sobreviviente oncológico y sus desafíos

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Dra. Maricelly Santiago Ortiz, científica, embajadora y doctora en Ciencias Biomédicas y Oncología.

Autora: Dra. Maricelly Santiago Ortiz, científica, embajadora y doctora en Ciencias Biomédicas y Oncología 

Actualmente, el Registro Central de Cáncer de PR, hay más de 74,000 sobrevivientes en la isla. Cabe destacar que el término de sobrevivencia es uno que ha evolucionado en los últimos años ante los ojos de los expertos de este tema y en dicha población. 

Según el Instituto Nacional de Salud y el Instituto Nacional de Cáncer, desde el día 1 que un paciente recibe un diagnóstico positivo a cualquier tipo de cáncer, se convierte en un sobreviviente. No necesariamente, sobreviviente es el paciente de cáncer que termina con éxito su tratamiento clínico. El co-sobreviviente es el que acompaña al sobreviviente en esta jornada oncológica, como lo pueden ser amigos, cuidadores o los mismos familiares. 

Sin embargo, algo que se ha observado y evidenciado continuamente, es que la población oncológica enfrenta desafíos similares. Algunos de estos desafíos tienen más peso y son más marcados que otros en la vida de un sobreviviente y sus co-sobrevivientes. 

Ningún desafío es más importante que el otro, cada uno de ellos trae consigo secuelas visibles e invisibles en la vida del sobreviviente y del co-sobreviviente. Es por esto que se vuelve importante identificarlos minuciosamente y construir un plan para atender los mismos. 

No hay que temer ante los desafíos de la sobrevivencia, la contingencia nos ayuda a actuar

y la diligencia a completar lo que tal vez pueda ser retante para un sobreviviente. Si el sobreviviente o el co-sobreviviente entienden que necesitan ayuda para atravesar uno o más desafíos, es momento de que lo notifiquen al personal para que puedan guiarlos y asistirlos. 

A groso modo, los desafíos del sobreviviente pueden ser identificados en distintas esferas, tales como: espirituales, emocionales, económicos, sociales y hasta físicos. Cada sobreviviente, en conjunto con los co-sobreviviente los identifican día a día y simultáneamente analizan cuáles de estas esferas son las más afectadas en ellos.   

Toma nota de los desafíos de mayor peso y que deben de tener su atención: 

  1. Emocionales: ansiedad y/o depresión.
  2. Físicos: dolor, fatiga, pérdida parcial de memoria, problemas cardíacos, insomnio y sensación de debilidad.
  3. Financieros: el manejo de los altos costos de los tratamientos impacta las finanzas familiares, lo que obliga a los afectados a identificar mecanismos recurrentes para sufragar los mismos. 
  4. Social: se puede observar que el sobreviviente viva un período de aislamiento y a la vez asimilar una aceptación de nuevas realidades.
  5. Espiritual: se suele observar pérdida de esperanza y fortaleza. 
  6. Alimentación: este desafío impacta de manera directa la energía, el metabolismo, la función cognitiva y los patrones de sueño. 
  7. Autonomía: un diagnosticado que haya sido independiente antes del diagnóstico, sufre la pérdida de realizar sus tareas solo en su tiempo y espacio. 

Los desafíos colocan al sobreviviente en la necesidad de una adaptación equilibrada a una vida transformada, tanto en su entorno personales y de salud. Sin embargo, el mayor desafío registrado por la población oncológica es el riesgo de la recurrencia, un riesgo que todos los diagnosticados atraviesan. El riesgo de que la enfermedad regrese o que un segundo cáncer se desarrolle, se vuelven en una preocupación constante y sumamente genuina. 

La identidad del sobreviviente se ve lastimada. Desde el momento del diagnóstico, transcurso de tratamiento y post tratamiento, la percepción del propio paciente, las tareas que ahora la familia realiza y la vida laboral se ven comprometidos. 

Es por esta razón que el sobreviviente debe de entender que en muchas escenarios, dicho diagnóstico se vuelve transitorio y que es posible retomar el estilo de vida que llevaban antes del diagnóstico. Al día de hoy, hay múltiples tipos de cáncer que son prevenibles. 

Lamentablemente, todavía podemos palpar el estigma en ciertas fases del diagnóstico. Seamos más fuertes que estos estigmas para poder transitar un diagnóstico de cáncer. También,  la falta de educación certera e información, dificultan la reintegración social y laboral del sobreviviente. 

Los exhortamos a que abracen la educación como parte de su proceso en este diagnóstico y fomenten la vigilancia continua en los exámenes de cuidado y rutina. Son herramientas necesarias para que pueden cambiar el rumbo y progreso de la enfermedad.  

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